No hace mucho las predicciones sobre el impacto de la elección de Donald Trump como Presidente de los Estados Unidos copaban los medios de comunicación. Todo eran hipótesis que, si bien plausibles, parecían distantes. Sin embargo, ha llegado el primer ejemplo real de cuál puede ser el futuro de las relaciones internacionales entre Estados Unidos y su vecino más cercano, México.

La ilustre compañía automovilística Ford anunció la cancelación de la construcción de su nueva planta automotriz en San Luis Potosí, para la que estimaba una inversión de 1.600 millones de dólares. En su lugar, la compañía reinvertirá 700 millones a expandir la producción de coches eléctricos en Michigan.

Este paso está claramente potenciado por la postura de Trump respecto a la externalización de la fabricación de bienes llevada a cabo por las empresas estadounidenses. Ya durante la campaña presidencial afirmó que tenía la intención de aplicar una tarifa del 35% a los vehículos producidos en México. De hecho, poco tiempo ha pasado desde que Mark Fields, presidente de Ford, ha anunciado su decisión hasta que el mismo presidente electo lo ha celebrado desde su incombustible cuenta de Twitter.

Cabe destacar que esta medida llega sólo un día después de que el magnate amenazase a General Motors (GM), la principal rival de Ford, con aranceles en caso de seguir fabricando en el país mexicano. Concretamente, aseguraba que GM enviaba su modelo Chevy Cruze fabricado en México evitando el pago arancelario, añadiendo un contundente ?hazlos en EE.UU. o paga una tasa más alta en la frontera?.

Fiat Chrysler, Honda, Toyota y Volkswagen también son sus objetivos. Aunque esto "sólo es el principio", tal y como señala el propio Trump en su mensaje de felicitación a Ford. 

La apertura de una senda peligrosa

México destaca por su elevada dependencia económica de Estados Unidos, siendo el destino del casi 80% de sus exportaciones y el origen de más de la mitad de la inversión extranjera directa. 

Una situación similar se da en la industria vacacional. Los pesos pesados del sector como Expedia, Priceline, American Express Global Business o Carlson Wagonlit tienen un gran peso en el mantenimiento del flujo turístico que llega a zonas como Cancún o la Riviera Maya. ¿Qué ocurriría si reciben "amenazas" similares a las de las automovilísticas? ¿Seguirán sus pasos?

En caso de ocurrir, sería un golpe insostenible para México, ya que el 'país del Tio Sam' es el principal mercado emisor de turistas al país, representando en 2015 el 17,8% del total de visitantes recibidos por vía aérea, lo que supone 8,4 millones de personas.

A todas luces, este es un nueva consecuencia de la animadversión de Trump hacia el país vecino del sur, al que durante toda su campaña electoral ha amenazado con la construcción de un muro que separe ambas naciones. Por el momento, esto proyecto tiene visos de convertirse en una brecha comercial.