El presidente de República Dominicana, Luis Abinader, ha vuelto a mostrar su firme posición frente a la estrepitosa situación que vive Haití. Ante la crisis humanitaria en el país vecino, el mandatario dominicano ha asegurado con rotundidad que su Gobierno no autorizará campos de refugiados de haitianos en su territorio en caso de un posible éxodo de migrantes.

En una entrevista a un medio británico, Abinader ha negado las acusaciones de racismo y ha argumentado motivos históricos y de seguridad nacional. Y es que cualquier escollo en la seguridad ciudadana dentro de las fronteras dominicanas podría perjudicar seriamente a uno de los principales motores económicos de República Dominicana: el turismo —una actividad que actualmente solo cosecha un éxito tras otro—.

 Dominicanos evacuados desde Haití por el Gobierno de República Dominicana

Dominicanos evacuados desde Haití por el Gobierno de República Dominicana.

“Continuaremos haciendo y aplicando nuestras leyes y nuestra Constitución”, ha asegurado el presidente dominicano con convicción. Con esto, el Gobierno dominicano hace énfasis en que seguirá gestionando la migración de acuerdo con sus propios términos y condiciones, lo que incluye la devolución de los migrantes haitianos a su país, a pesar de que la ONU ha mostrado su preocupación ante estas deportaciones. En este sentido, Abinader ha vuelto a insistir una vez más en que “la solución al problema haitiano no debe recaer únicamente en República Dominicana”.

Y es que lo cierto es que desde el Gobierno de República Dominicana llevan muchos meses pidiendo la intervención internacional para pacificar Haití. Sin embargo, no ha sido hasta hace apenas dos semanas que la comunidad internacional —la Comunidad del Caribe (Caricom)— ha trazado una hoja de ruta para a gobernabilidad del país caribeño, comenzando con la dimisión del ex primer ministro, Ariel Henry, y la creación de un Consejo Presidencial de Transición. Asimismo, en estas dos semanas la violencia ha seguido campando a sus anchas por el país, especialmente, en la capital Puerto Príncipe, con saqueos, cadáveres calcinados por las calles y miles de personas tratando de huir.