El Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), declarado como grupo terrorista por el estado de Turquía, ha declarado oficialmente su disolución, lo que supone el fin de su lucha armada, que se prolonga durante más de 40 años. Con ello, Turquía da un paso muy importante hacia la estabilidad, clave para generar una imagen internacional de seguridad que atraiga a más turistas hacia el país.

La disolución del PKK y de todas sus ramas se produce después del llamamiento público realizado por el líder del grupo, Abdullah Öcalan, quien cumple cadena perpetua en la isla de Imralı desde 1999.

Esta es la culminación de un acercamiento entre el poder gubernamental y el grupo extremista, que ya había desembocado en un alto al fuego el pasado 1 de marzo. Ahora, se tendrá que concretar con la entrega definitiva de las armas.

Ömer Çelik, portavoz Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) —partido que gobierna el país— ha destacado en un comunicado a través de las redes sociales que la “decisión del PKK de disolverse y deponer las armas es un paso importante para el objetivo de una Turquía libre de terrorismo”.

“Si el terrorismo termina por completo, se abrirá la puerta a una nueva era”, ha añadido, destacando que se creará una “ola positiva” para la región y servirá para evitar “los planes imperialistas que utilizan organizaciones terroristas para generar guerras”.

2016, un año crítico


La situación fue especialmente difícil en 2016, año en que sufrió numerosos ataques terroristas perpetrados por kurdos y extremistas islámicos. Si bien algunos de los ataques iban dirigidos a militares o miembros de los cuerpos policiales, también se registraron muertes de turistas.

Este fue el caso del ataque del 12 de enero en el entorno de la Mezquita Azul de Estambul, en el que murieron 12 turistas alemanes, o del triple atentado del 28 de junio en el Aeropuerto Internacional Atatürk, en el que fallecieron 47 personas, muchos de ellos extranjeros. En ambos casos nadie reclamó la autoría, aunque las autoridades apuntaron al Estado Islámico.

Tanto fue así que Turquía llegó a situarse como el 9º país más afectado por el terrorismo en el ‘Global Terrorism Index 2017’ elaborado por el Institute for Economics & Peace. Toda la situación llevó a muchos turistas a evitar el destino y apostar por competidores como España.