El avión A320 de la aerolínea Pakistán International Airlines (PIA), que se estrelló el pasado viernes, 22 de mayo, en una zona residencial de la ciudad de Karachi, realizó dos intentos de aproximación a la pista 25L del Aeropuerto Internacional Jinnah antes de sufrir el accidente, que dejó 97 víctimas mortales y dos supervivientes

Según reseña On The Wings of Aviation, esta información se desprende de los primeros informes preliminares de la Autoridad de Aviación Civil de Pakistán (PCAA). De acuerdo con la investigación, el tren de aterrizaje no fue desplegado durante el primer acercamiento a tierra, en ningún momento del proceso. 

En la pista, a su vez, se hallaron marcas de fricción, lo que hace pensar que el avión entró en contacto con el pavimento con el tren de aterrizaje replegado, lo que provocó daños en la parte inferior de los motores. La PCAA considera que este contacto pudo ocasionar daños en los dos motores, incluso un incendio interno, lo que se denomina Dual Engine Failure, que ocasionó la pérdida de empuje en los motores.

A posteriori, la tripulación se atrevió con un segundo intento de aproximación y aterrizaje que fue captado por una cámara de vigilancia. Las imágenes muestran cómo el avión se aproxima a la pista con el tren de aterrizaje ya desplegado. Ante la pérdida de empuje de los motores, se puede observar en el vídeo cómo se activa la Turbina de Aire de Impacto, con el objetivo de encender un generador de emergencia. "Cuando ambos motores fallaron, el piloto luchó por mantener una altitud de 2.000 pies sobre el terreno y sabemos lo que sucedió después", aclaró un portavoz de la entidad. 

Imágenes del accidente

Un funcionario del Gobierno de Pakistán anunció el pasado sábado, 23 de mayo, que se pudieron recuperar las grabadoras de voz y datos de la aeronave en buen estado. También, que las autoridades del país y de Francia se encargarán de descargar los archivos e investigarlos. 

Cabe destacar que el accidente tuvo lugar después de que Pakistán reactivara los vuelos comerciales, que quedaron paralizados por la crisis del COVID-19, coincidiendo con las preparaciones del fin del Ramadán, que se festeja con la celebración Eid-al-Fitr y supone el desplazamiento de miles de personas.