Los colegios de Alemania permanecen cerrados desde el 16 de diciembre, una inactividad que se mantendrá, como mínimo, hasta el 31 de enero. La preocupación por el impacto que esta situación puede tener en la formación de los alumnos ha llevado a varios ministros de Educación de los diferentes Estados Federados (Länder) a proponer que este año las vacaciones sean más cortas, según recoge Der Tagesspiegel.

Esto tendrá un impacto en la temporada turística estival en la que touroperadores, agencias de viajes, aerolíneas, hoteles, destinos, etc. tienen puestas todas sus esperanzas. Y es que las familias alemanas aprovechan las vacaciones escolares para viajar, generalmente, buscando el sol.

No obstante, Norbert Fiebig, presidente de la Asociación Alemana de Viajes (DRV), y Reinhard Meyer, presidente de la Asociación Alemana de Turismo (DTV) creen que no sería tan problemático si se realiza de forma escalonada por Estados. "El corredor de vacaciones de hasta 90 días en verano ha demostrado su eficacia y debería continuar así", apunta Fiebig, mientras que Meyer insiste en que "cuando los viajes turísticos sean posibles de nuevo, será particularmente importante que no todos comiencen sus vacaciones al mismo tiempo".
 

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Desde 1964, las vacaciones de verano en Alemania comienzan entre mediados de junio y finales de julio, variando según el land: los 16 estados federales están divididos en cinco grupos, de los que tres se acogen al período de vacaciones temprano y dos al posterior (alternan cada año). La excepción son Baviera y Baden-Württemberg, que siempre se acogen a la última fecha.

Desde el punto de vista de Fiebig, la duración de las vacaciones de verano no es muy importante para la industria de viajes, de hecho, recalca que “por regla general, la gente no se marchaba durante seis semanas, sino dos".

Por su parte, Meyer pide que las decisiones adecuadas se tomen con el tiempo suficiente, para evitar más daño a la maltratada industria turística, que necesita fiabilidad, previsibilidad y perspectivas. Pese a que cree que la industria puede resistir un acortamiento de las vacaciones escolares, lo considera un castigo y defiende que las familias con niños tienen especial derecho a relajarse tras soportar la crisis actual y la educación desde casa.