Los embalses españoles se están muriendo de sed. El 90% de las grandes reservas se encuentran muy por debajo de su nivel habitual.

Según ha dado a conocer la Agencia Estatal de Meteorología, este año ha llovido un 15% menos del valor normal, por lo que se convierte en el octavo año hidrológico con menos precipitaciones desde 1981.

La escasez la sufren unas zonas más que otras. Los embalses de Valdeinfierno (cuenca del Segura) o Cornalvo (Guadiana) están vacíos. De los más grandes, como Barrios de Luna (Duero) tenía, en la última semana de septiembre, un 5% de su capacidad.

Un número bastante alto de pantanos importantes se encuentra con una reserva inferior a la normal por estas fechas. El 25,6% de ellos (92 de 360) se utiliza para la obtención de energía mediante centrales hidroeléctricas.

En este caso, la función energética de los embalses permite abaratar el coste de la electricidad y, sobre todo, reducir la emisión de gases producidos por otras fuentes de energía menos limpias, como el carbón. La realidad actual permite una producción de electricidad que está por debajo de lo que consumen los hogares españoles, sólo en iluminación.

Sin embargo, lo que para unos significa prácticamente un desastre, para otros se convierte en atractivo turístico. Mientras no llueva en esos parajes, caminantes, motoristas y ciclistas podrán disfrutar de las ruinas de antiguas localidades de la geografía española que, cuando pase la sequía, volverán a quedarse atrapadas bajo las aguas.