Lo que suponía la ruina para la playa de Ussuri se ha transformado en uno de los mayores atractivos turísticos de Vladivostok, en Rusia. 

En un principio era un vertedero de cascos de botellas y de cerámica, haciendo inservible la playa, actualmente se ha convertido en un reclamo por el que muchos turistas recorren los 30 minutos que separan la costa de la ciudad. 

La erosión del mar se encargó de dar forma de cantos rodados a los cristales y de dispersarlos por la orilla hasta convertir la arena en lienzo con teselas acristaladas, que ya no cortan. Además, en los días soleados ofrecen reflejos de diferentes colores que ofrecen un paisaje espectacular.

No se trata de la primera vez en la que ocurre algo similar, ya que España cuenta con una playa similar conocida como “la playa de los cristales” en la cala del Bigaral, de la costa del Cabo de Peñas, en Asturias.