Óscar Torres, un empresario de Toledo, se hizo en noviembre de 2022 con un pueblo entero, Salto de Castro (Zamora). Esta adquisición, cercana a los 300.000 euros, le convirtió en el propietario de un enclave de 8 hectáreas, con 44 viviendas, una iglesia, un puesto de la Guardia Civil, un consultorio médico o dos piscinas, entre otros inmuebles. La intención de Torres es transformar la zona en un gran complejo turístico, un proyecto en el que pretende invertir alrededor de 4,5 millones de euros.

Sin embargo, el empresario está seguro del potencial de la iniciativa, y asegura que ya han aparecido interesados que le han ofrecido “hasta el triple” de la inversión inicial que acometió para adueñarse de Salto de Castro. Los trabajos de excavación, carpintería, saneamiento o limpieza elevarán los costes de un ambicioso proyecto, que prevé disponer de tiendas, restaurantes, salas de cine, zonas de gimnasio y salas de relax, además de las casas rurales.

El constructor toledano aseguró al programa televisivo Equipo de Investigación que cuando finalice la rehabilitación, el valor de este pueblo será de entre 8 y 10 millones de euros.

Salto de Castro
 

Este complejo fue construido por Iberduero (la actual Iberdrola) en los años 50 para alojar a los trabajadores de la presa de la zona, un cometido que cumplió hasta 1989, año el que Salto de Castro quedó completamente deshabitado. El poblado, perteneciente al municipo de Fonfría, lleva así más de 30 años abandonado.