Los Agentes Forestales del Parque Nacional de Garajonay de La Gomera han impedido que se celebrase una jornada de ‘Tarzan Movement‘, en la que un grupo de personas planeaba encender hogueras en el espacio, una actividad totalmente prohibida. Asimismo, en Fuerteventura, tres jóvenes turistas durmieron en el cráter de Calderón Hondo, un "atentado medioambiental" en un Espacio Natural Protegido. 

Tarzán Movement, humanos 'trepadores'
 

El 'Tarzan Movement' es un movimiento que incita a los participantes a subirse a los árboles e imitar el movimiento de los simios, para "reconectar con la naturaleza". Así, la plataforma que publicitó el evento en el Garajonay cobró 50 euros por cada inscripción, en la que se incluían dos jornadas en las que, además del encendido de las mencionadas hogueras, se preveía la realización de actividades físicas y la pernoctación en el monte.

Al conocer los agentes forestales del Parque Nacional la planificación de la actividad, intentaron unirse de forma anónima a la misma. Al no conseguirlo, advirtieron formalmente a Tarzan Movement de la ilegalidad del evento, y aun así hicieron caso omiso al aviso, siendo localizados en la zona del Jardín de las Creces en plena faena 'homínida'. La correspondiente sanción administrativa ya está en marcha, según cuenta RTVC.

Influencers se adentran en un volcán
 

Asimismo, recientemente se conoció que tres jóvenes pernoctaron en el cráter de Calderón Hondo, en Lajares, en el municipio de La Oliva (Fuerteventura). Los viajeros, con más de 100.000 seguidores en sus cuentas de Instagram, difundieron su 'incursión' a pie en redes sociales, tal como recoge Onda Fuerteventura.

Subir a la cima del Cráter está permitido y de hecho numerosos turistas lo hacen diariamente, normalmente sin indecentes de personas que deciden llevar su experiencia 'al límite'.

Canarias, siempre en el foco de los 'crímenes turísticos'
 

Hace apenas unos meses otro “influencer” italiano grabó sus iniciales en las dunas fósiles del barranco de los Enamorados, también en la Oliva (Fuerteventura), siendo replicado poco después por un visitante que dañó la Montaña Amarilla, en La Graciosa.