A pesar de que el sector está acuciando la falta de turistas internacionales durante este verano a causa de la pandemia, las calas de Mallorca (Baleares) están sufriendo una masificación notable. Hasta tres y cuatro horas de cola se están dando simplemente para aparcar los coches en el conocido Caló d’es Moro, en el municipio mallorquín de Santanyí.

Se trata de un reclamo turístico natural, una cala como las tradicionales que se dan en las Islas Baleares, de arena clara y agua turquesa. Sin embargo, ni el propio Ayuntamiento de Santanyí se atreve a promocionar el paraje, tal y como reconoce su alcaldesa, Maria Pons. “Solo nos limitamos a incluirla en el catálogo de playas que editamos”, añade la edil.
 

El personal de vigilancia solo puede controlar la entrada a pie, pero existe mucha gente que accede a la playa mediante embarcaciones.


El Ayuntamiento realmente no puede hacer nada contra la masificación de la playa, pero este año ha encontrado una baza con el Covid. Debido a la pandemia, ahora sí se puede limitar el aforo en lugares como este, por ello, el Consistorio contrató hace tres semanas a dos vigilantes de seguridad para controlar que no se superen las 80 personas en la cala.


 

Sin embargo, tal y como apunta Pons, este personal de vigilancia solo puede controlar la entrada a pie, pero existe mucha gente que accede a la playa mediante embarcaciones.

Tal y como apunta Diario de Mallorca, el principal problema de las aglomeraciones en Caló d’es Moro es que la playa no cuenta con socorristas.

Y esta no es la única cala de la isla que sufre la masificación de los turistas. Otras playas afectadas han sido, por ejemplo, Es Trenc o Cala Varques, donde las aglomeraciones de vehículos aparcados en las carreteras aledañas supone un riesgo para la seguridad vial.