Thomas Cook y TUI afrontan un 2019 difícil en el que aún arrastran los efectos que tuvo la ola de calor que afectó a Europa Central y las Islas Británicas durante el pasado verano y sus resultados operativos se han visto afectados.

Según destaca el diario especializado Skift, los dos gigantes turísticos europeos han coincido a la hora de señalar las causas que han hecho que sus beneficios no sean tan altos como los esperados:

  • La ya citada ola de calor que afectó a los principales mercados emisores de turistas europeos y frenó las reservas de última hora.
  • Los altos costes hoteleros y a un exceso de capacidad aérea de  las Islas Canarias durante la temporada de invierno.
  • La incertidumbre del Brexit y la debilidad de la libra, que frenan a los británicos a la hora de reservar su viaje para el verano de 2019.

Sin embargo, las soluciones encontradas por ambas compañías para resolver los retos que tendrán que afrontar próximamente son diferentes.

Por una parte, Thomas Cook opta por reducir su capacidad aérea de corto y medio radio y valora la venta de una aerolínea o toda su división aérea con el fin de obtener liquidez de cara a adquirir nuevos hoteles de marcas propias.

A su vez, TUI propone una “armonización” de la estructura de la empresa para reducir costes y mejorar eficiencias. También están trabajando en el incremento de la venta de actividades y excursiones y en una reducción de costes apostando por las “ventas directas, el online y las ventas móviles”. Esta última propuesta ha generado un fuerte rechazo en Alemania.

En lo que ambas compañías coinciden es en que el mercado vacacional se va a consolidar y a concentrar en pocas compañías. En Skift se atreven a conjeturar con una fusión entre ambos gigantes, algo, sin duda, sería todo un reto para integrar a dos empresas con estructuras tan grandes y complejas.