En lo que respecta al cobro, las aerolíneas y los touroperadores tienen un funcionamiento diferente al de la mayoría de empresas: el usuario paga con antelación a  recibir el servicio. Esto se debe a que las compañías necesitan estos ingresos para poder poner en marcha la operativa. Por ejemplo, antes de que los viajeros vuelen, una aerolínea tiene que hacer frente a numerosos gastos previos como el combustible o los derechos de despegue y aterrizaje (slots).

Gigantes de la industria como British Airways o Lufthansa están implementando modelos que vienen a acabar con el tradicional.

La apuesta de la aerolínea alemana es más arriesgada: no cobran nada a los clientes por adelantado, sino que esperan hasta que hacen el check in para aplicar el cargo. Por el momento, solo lo aplican para vuelos intraeuropeos. Por su parte, BA solo pide un depósito del 15% cuando se realiza la reserva y pocas semanas antes del viaje liquida el resto del coste.



 

Esto vendría a dar respuesta a una exigencia que ha surgido con fuerza entre los consumidores, después de la gran cantidad de conflictos con respecto a los reembolsos que han tenido lugar en los últimos meses a causa de la pandemia. Según un estudio de Opinium (Amadeus), el 39% de los 5.000 encuestados dijo que la opción "paga cuando vueles" (PWYF) es el método de pago más atractivo.

Ese mismo análisis apunta que, implementando este modelo, las aerolíneas podrían obtener más ingresos, ya que los viajeros estarían dispuestos a “gastar de media un 36% más por viaje”.