Las aerolíneas que operan vuelos al Peñón de Gibraltar están utilizando el aeropuerto de Málaga-Costa del Sol de manera “inusual” para desviar vuelos cuando el mal tiempo impide el aterrizaje o despegue en la Roca. Según recoge Europa Sur, esta práctica se lleva a cabo incluso conociendo de antemano la imposibilidad de operar en Gibraltar, sin embargo, es muy rentable para las compañías, que evitan suspender los viajes y, por tanto, el reembolso de billetes y el pago de posibles indemnizaciones, alojamiento y manutención a los pasajeros.

Esta triquiñuela supone importantes desafíos logísticos y de seguridad para España, que se ve forzada a responder con más personal de Policía en el Aeropuerto de Málaga para hacer frente a la llegada inesperada de viajeros de fuera de la UE y al riesgo de que, durante el traslado por carretera desde Málaga a Gibraltar, personas puedan escaparse y quedarse ilegalmente en el espacio Schengen.

No obstante, esta dinámica ha vivido un punto de inflexión con el vuelo EZY6671 de EasyJet, que partió de Birmingham el 27 de octubre con destino a Gibraltar. Tras ser desviado a Málaga por “baja visibilidad” —un motivo frecuente en estos casos—, la aerolínea informó inicialmente a los pasajeros que serían trasladados por autobús a su destino final. Sin embargo, minutos después, la compañía anunció un “giro en los acontecimientos” al comunicar la mejora de las condiciones climáticas y la reanudación del vuelo desde Málaga hasta el Peñón. Este aterrizaje marcó un hito, siendo el primer vuelo de línea que cubre la ruta entre un aeropuerto español y el gibraltareño en 17 años, reflejando la buena sintonía actual entre los gobiernos de España y Reino Unido.

Un posible acuerdo para la gestión conjunta


Este inusual suceso subraya los avances en las negociaciones para un tratado sobre el Peñón tras el acuerdo político entre la Unión Europea y el gobierno británico, alcanzado el pasado mes de junio. Dicho acuerdo contempla, entre otros puntos, el uso compartido del aeropuerto gibraltareño —una infraestructura históricamente conflictiva por su ubicación en el istmo no cedido en el Tratado de Utrecht—, cuya gestión se encargaría a una empresa mixta, y el establecimiento de controles aduaneros de mercancías en suelo español.