La pintoresca zona de Cinque Terre, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco ubicado en la costa de Liguria (Italia), fue uno de los primeros destinos en verse abrumado por la masificación turística. Esto llevó a las autoridades a imponer estrictas y peculiares medidas que están teniendo un efecto disuasorio en los visitantes, aunque quizás no sea el esperado, pues está mermando las pernoctaciones.

 Entre las iniciativas ya en marcha se encuentra la introducción de un límite de visitantes a la popular Via dell'Amore —denominada como el paseo más romántico del mundo—. Para poder visitarla se requiere una reserva previa y el pago de una entrada cuyo precio parte de los 12,50 euros. 

Otra de las acciones más llamativas procede del Parque Nacional, que ha prohibido el uso de chanclas y calzado inadecuado en las rutas de senderismo, con multas que van desde los 50 hasta los 2.500 euros. Las limitaciones también llegan por mar, pues se ha establecido una zona de tráfico limitado (ZTL) en la que solo se permite navegar a embarcaciones eléctricas. 

Si bien las medidas buscan reducir la presión sobre un destino que llega a recibir 4 millones de visitantes anuales, están teniendo efectos negativos en la economía local, según datos del Observatorio de Turismo de Liguria recogidos por el diario Merkur. En el primer semestre de 2025, municipios como Venazza o Levanto han registrado una caída drástica de las pernoctaciones, de un 16,3% y un 9%, respectivamente, lo que representa 50.000 pernoctaciones menos que el año anterior. Esto afecta de manera particular a los pequeños comercios y restaurantes, cuyas pérdidas se estiman en unos 10 millones de euros.

La alcaldesa de Riomaggiore, Fabrizia Pecunia, ha señalado que el número de visitantes ha descendido a los niveles de 2012, cuando el sendero de Via dell'Amore fue cerrado por un deslizamiento de tierra. Incluso en la festividad de Ferragosto, la citada vía registró franjas horarias sin reservar, evidenciando el cambio en los patrones de visita.

Paradójicamente, el turismo de "mordi e fuggi" (excursiones de un día sin pernoctación) está en auge.