Desde el pasado 8 de marzo, las aerolíneas rusas han paralizado todos sus vuelos internacionales, a excepción de las conexiones con Bielorrusia, y eso se ha traducido en más dificultades, si cabe, para la repatriación de rusos que se encontraban fuera de su país cuando estalló la guerra.

Además de la reducida oferta de vuelos de repatriación —solo algunas aerolíneas turcas, emiratíes, qataríes o serbias mantienen la operativa con Rusia—, los cerca de 10.000 rusos que aún permanecen varados en el extranjero tienen que hacer frente a un desafío más grande: tienen sus tarjetas de crédito occidentales bloqueadas y no pueden hacer/recibir transferencias internacionales, puesto que se ha excluido a los bancos rusos del SWIFT internacional.

Así, se les hace más difícil si cabe tanto reservar sus vuelos de regreso, como seguir pagando su manutención —estancia en alojamientos y comidas— en el extranjero hasta que haya oferta de regreso.
 


 

Según recoge SimpleFlying, 6.500 rusos están varados en Phuket, Surat Thani, Krabi y Pattaya (Tailandia), después de que Aeroflot cesara sus vuelos. Su situación es difícil y las autoridades tailandesas están buscando soluciones, entre las que se encuentran una extensión de los visados y alojamientos de bajo coste. A su vez, las aerolíneas están explorando otras vías de pago más allá de las tarjetas de crédito como Visa o MastercCard.