El cierre del espacio aéreo de la Unión Europea (UE) a Rusia (y viceversa) por su invasión a Ucrania está generando una mayor carga de trabajo (más horas de vuelo) y un incremento en los costes (mayor gasto en combustible) a muchas aerolíneas, que se traducirá en billetes más caros. 

La UE sancionó al país eslavo por su escalada militar en Ucrania cerrando su espacio aéreo a cualquier aerolínea o avión de propiedad rusa y, posteriormente, Rusia se defendió actuando de la misma forma, al cerrar su espacio aéreo a aerolíneas de 36 países, la gran mayoría europeos.

Esta situación ha obligado tanto a las compañías rusas como a las demás a idear rutas alternativas para los vuelos que normalmente sobrevuelan alguno de los espacios aéreos clausurados.
 


De esta manera, las principales perjudicadas son aerolíneas rusas como Aeroflot, que en un vuelo de Belgrado (Serbia) a Moscú (Rusia), que normalmente dura dos horas y media, tuvo que añadir tres horas adicionales por evitar sobrevolar el espacio aéreo de la UE (como se puede comprobar en la imagen de cabecera).

Sin embargo, aerolíneas como la australiana Qantas, la británica British Airways o la estadounidense United Airlines también han tenido que modificar sus rutas, a través de desvíos para llevar a cabo conexiones intercontinentales con Asia u Oceanía que normalmente atravesaban territorio ruso.

Todas estas consecuencias de la crisis bélica entre Rusia y Ucrania están teniendo un impacto directo en el costo del combustible, el incremento de horas de vuelo para las tripulaciones y el mantenimiento de los aviones, situación que repercutirá directamente en el precio de las tarifas para pasajeros y vuelos de carga.