Ocho meses después de que el huracán María devastara la isla de Puerto Rico, el país se enfrenta al apagón más largo de la historia de los Estados Unidos, según informa National Geographic. Los pescadores de Yabucoa tienen que preparar sus botes y aparejos a oscuras y, cuando regresan con la captura, deben venderla de inmediato pues no la pueden refrigerar. Más de 100.000 residentes de las zonas rurales pobres como Playa El Negro, intentan sobrevivir sin energía eléctrica.

Se habla de un alto número de fallecimientos (4.600) que no se corresponde con las cifras oficiales, lo que supera en miles a las 64 reportadas por el gobierno. Un estudio de la Universidad de Harvard señala que los gobiernos de Puerto Rico y de Estados Unidos no prestaron los servicios adecuados después del huracán, incluyendo la asistencia médica y la energía eléctrica. También destaca que las autoridades de la isla se han negado a hacer públicas las estadísticas básicas de mortalidad.

"La tormenta ha movido los cimientos de la sociedad”, asegura el psicólogo Domingo Marqués, profesor asociado de la Universidad de Albizu en San Juan. "Ves personas ansiosas, deprimidas, asustadas". Marqués estima que entre el 30% y el 50% de la población está experimentando un trastorno de estrés postraumático, depresión o ansiedad.

Un mes después del paso de la tormenta tropical, cerca de un tercio de los hoteles en Puerto Rico permanecían cerrados; restaurantes y tiendas no tenían electricidad y en las playas no se podía nadar debido a la posible contaminación del agua. En mayo de este año, con el objetivo de ayudar a la isla caribeña a recuperarse del paso de los huracanes, la plataforma de alquiler vacacional Airbnb decidió donar lo recaudado durante tres meses a las organizaciones locales de voluntarios que participaban en tareas de recuperación.