La propagación del coronavirus obligó al Ayuntamiento de Valencia a cancelar sus fiestas más emblemáticas: las Fallas, cuya celebración estaba prevista del 15 al 19 de marzo. De hecho, la madrugada del lunes al martes tuvo lugar un acontecimiento inédito: la quema sin público de la Falla Municipal de València, expuesta en la Plaza del Ayuntamiento. Se trata del único monumento al que se ha prendido fuego, aunque debería haber sido el último en arder el 19 de marzo, si las fiestas hubieran transcurrido con normalidad. 

Desde la Junta Central Fallera (JCF) manifestaron que el acontecimiento pasará a la "historia" tanto de la fiesta en sí como de la memoria colectiva de todos los valencianos, quienes no han podido atestiguar la 'cremá' de este año. Se espera que la festividad se pueda aplazar hasta julio, una vez se haya superado esta crisis sanitaria. Sin embargo, algunos monumentos, como la Falla municipal, ya se habían expuesto en las calles y su complejidad impedía guardarlas hasta julio. 

Según ha informado Las Provincias, la Falla Municipial, que es la más visitada de la ciudad, ardió a excepción de la figura indultada, la cabeza de una mujer que lucía una mascarilla a modo de protección contra el virus.

Escif, autor del monumento municipal junto con Manolo Martín y José Ramón Espuig, propuso conservar la figura de la mujer que medita en la Plaza del Ayuntamiento, como "símbolo de paciencia, calma y esperanza tan necesario en estos días". Precisamente, desde la JCF quisieron lanzar un mensaje esperanzador: "Renaceremos de nuestras cenizas, porque ese es el sentido de las fallas. Porque esto no es la 'cremà' de las Fallas 2020. Porque #Estotambiénpasará. Nos vemos en julio". 

Cabe destacar que las Fallas de Valencia congregaron a 900.000 personas diarias en 2019. Su impacto económico, a su vez, es de 700 millones de euros y supone el 15% del turismo de la ciudad.