La cima del Everest, a 8.848 metros, es la más codiciada por los montañeros y escaladores de todo el mundo. Si hasta ahora era difícil obtener un permiso para ascender, el Gobierno de Nepal ha aprobado una ley impulsada por el Ministerio de Aviación Civil por la que prohíbe el acceso a la cumbre a personas ciegas, a las que hayan sufrido amputaciones dobles y a aquellas declaradas médicamente no aptas. Además, los individuos a los que sí se les apruebe el permiso tendrán que contratar a un sherpa

Cabe destacar que la montaña se encuentra en la frontera entre Nepal y el Tibet (China), y que el collado sur, correspondiente al primer país, está considerado como la ruta más fácil o transitable. 

Adiós a las grandes hazañas 
El presidente de la Asociación de Montañeros de Nepal, Shant Bir Lama, ha apoyado la decisión del ejecutivo y señala que: "Escalar el monte Everest es un desafío incluso para una persona saludable y es todavía más difícil y desafiante para una persona con una discapacidad severa, a la que podría costar la vida". Sin embargo, existen casos en que personas con discapacidad han llegado al pico, convirtiendo su aventura en una gran hazaña. 

Mark Inglis en el Everest

Mark Inglis, en el Everest

El neozelandés Mark Inglis, amputado de las dos piernas, logró llegar a la cima, desde el Tibet, en 2006, a pesar de que a 6.400 metros de altitud se le desencajó una de sus prótesis de fibra de carbono. La aventura de Inglis fue polémica, pues mientras ascendía hasta la cumbre se encontró con otro montañero, David Sharp, que había sufrido mal de altura mientras realizaba su tercer ataque al pico sin oxígeno. Sin embargo, Inglis recibió instrucciones para seguir subiendo sin prestar asistencia al accidentado. Sharp, un hombre sano y sin ningún tipo de discapacidad, acabó muriendo. 

Por otra parte, Erik Weihenmayer, ciego desde los 13 años, logró alcanzar las cimas de las llamadas 'siete cumbres’. El 25 de mayo de 2001 se convirtió en el primer invidente en coronar el Everest. Lo hizo desde Nepal. 

También lo intento el español Pepe Blanco en 2006, con una discapacidad del 65%. Sin embargo, solo llegó a los 7.100 metros, debido a problemas con sus pies. 

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Muchas personas no lo han conseguido

Desde 1953, año en que Edmund Hillary conquistó la cumbre, se calcula que unos 200 montañeros han muerto intentando alcanzar la cima. Unos cincuenta cuerpos se utilizan hoy en día como puntos de referencia.

Zona de la muerte Fuente El trastero de Palacio

Zona de la muerte. Fuente: El trastero de Palacio

 A partir de los 8.000 metros se alcanza la conocida como ‘zona de la muerte’. donde el oxígeno es escaso y los vientos pueden llegar hasta los 285 km/h. Además, los helicópteros de rescate no pueden llegar hasta allí. En el último kilómetro se encuentran cuerpos como el de Francys Arsentiev, que se convirtió en la primera norteamericana en alcanzar el pico sin bombonas de oxígeno y que murió poco después y el de su marido Sergei, que intentó salvarla.

Botas Verdes en el Everest

'Botas Verdes' en el Everest

Otro de los cadáveres más famosos es el de Tsewang Paljor, conocido como ‘botas verdes’, uno de los 15 montañeros que murieron en el ‘desastre del 96’, cuando una tormenta los sorprendió en pleno ascenso. 

Un riesgo poco económico

Arriesgar la vida en la cumbre del mundo no es económico. Desde Nepal, el permiso por escalador asciende hasta los 11.000 dólares, sin el servicio de evacuación en helicóptero. Contratar a un sherpa, requisito obligatorio para escaladores extranjeros, un mínimo de 4.000 dólares. A esto se le suma un seguro de evacuación y un seguro médico. Para ahorrarse todos los trámites existen agencias que los gestionan: con operadores occidentales los precios oscilan entre los 60.000 y los 90.000 euros y con las compañías nepalíes entre 40.000 y 60.000 euros. A esto hay que añadirle los costes adicionales para una persona con discapacidad. Weihenmayer, por ejemplo, tuvo que contratar a dos sherpas. 

Cuestión de suerte

Si algo ponen de manifiesto las historias de algunos de los fallecidos en la montaña, es que en muchas ocasiones ni siquiera estar en buenas condiciones físicas es garantía de sobrevivir a la altitud, al riesgo de avalanchas, a la poca disposición de oxígeno y a la congelación. Si bien padecer algún tipo de discapacidad, aumenta las dificultades, todo aquel que decide subir al pico más alto del mundo pone en riesgo su vida. La pregunta es: ¿Son discriminatorias las medidas del gobierno nepalí?