El reciente brote en Mallorca ha sido recogido en la prensa internacional y tiene consecuencias negativas para todos los destinos españoles. Además es uno de los responsables de que los niveles de contagio entre los adultos de 20 a 29 años estén en niveles de máxima gravedad.

Cuando las autoridades sanitarias del Reino Unido incluyeron a Baleares en la lista verde del semáforo algunos pensaron que todo el monte era orégano en la bella isla, mientras que estaba seco en otros lugares.

Hace muy poco nos las prometíamos felices, pero como señala muy bien el director de la Asociación Europea de Tour operadores, Tom Jenkins, este es el verano de la incertidumbre en el que las reservas llegan rápido y, en su caso, las cancelaciones también.

El Gobierno primero anunció la plena apertura a los turistas británicos, pero solo tardó unos días en ponerles restricciones. Inmediatamente, Ryanair y Easyjet cayeron en bolsa, demostrando la alta dependencia de la industria turística británica de España como destino.
 

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El ejemplo de Portugal nos demuestra lo fácil que es este año cambiar la tendencia. Desde el Reino Unido, todos se lanzaron allí cuando estuvo en verde y todos de vuelta precipitadamente al pasar al ámbar, y la faena la remató Alemania con sus propias limitaciones y recomendaciones.

Como señaló recientemente el Financial Times puede ser otro verano decepcionante para los países turísticos del sur de Europa. La variante Delta, mucho más contagiosa aunque menos mortífera, se ha extendido tanto en el Reino Unido como en Rusia, dos importantes mercados emisores. Los campeonatos de Europa de fútbol, cuyos tres últimos partidos se jugarán en Wembley, aumentarán la incidencia, a pesar de los controles previos, debido en parte al aumento de la capacidad prevista, por presiones de la UEFA al Gobierno británico.

En estos momentos las reservas para los destinos españoles están en los niveles de 2019, pero las empresas se han visto obligadas a cambiar su política tradicional y, en general, no penalizan las anulaciones. Si a eso le añadimos la agilidad del sistema con unas compañías aéreas, especialmente las de bajo coste, capaces de reprogramar sus rutas en días y unos hoteles que necesariamente tienen que abrir, independientemente de la ocupación, o cerrar ya hasta el año que viene, es lógico que la incertidumbre sea el factor dominante, al menos hasta que la vacunación se haya extendido aún más.



 

Como ya había señalado en un artículo en este mismo medio, el verano dependerá en gran medida del comportamiento del turismo nacional, que supone un 45% de las estancias y un tercio de los ingresos. Esos porcentajes subirán fuertemente dado que recibiremos menos extranjeros y más nacionales. Las autoridades turísticas españolas prevén que nos visiten en verano 17 millones de extranjeros, pero son previsiones menos fiables que en otras ocasiones, a pesar de la calidad de las fuentes utilizadas, simplemente por la volatilidad.

En el conjunto de la Unión Europea las pernoctaciones hoteleras estuvieron en junio un 55% por debajo de las del 2019, según estimaciones del Financial Times. En España, la situación puede ser peor si nos atenemos al número de hoteles abiertos y a su factor de ocupación. Hay que tener en cuenta que en el conjunto de la UE, el turismo interior representa un 80% del total.

En todo caso, las ventajas competitivas de España mejoran a medida que avanza el año al ser un destino imbatible para las familias europeas durante las vacaciones escolares y tener un clima mucho mejor que el de nuestros competidores a partir de finales de septiembre, además de contar con las Islas Canarias siempre abiertas.
 

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Me reafirmo en las previsiones de ingresos que realicé en el artículo señalado, valoradas en el 50% de las de 2019. La prestigiosa consultora McKinsey calcula exactamente el mismo porcentaje en relación con los ingresos por turismo extranjero.

Las empresas españolas han reducido ligeramente sus expectativas y la bolsa lo ha reflejado, pero lo que baja, puede subir rápidamente y al revés porque será el verano de la incertidumbre. La única manera de reducir la incertidumbre es acelerando el ya rápido ritmo de vacunación.

 

*Ignacio Vasallo es director de Relaciones Internacionales de la Federación de Periodistas y Escritores de Turismo (FEPET).