No tengo la menor duda de que el turismo gastronómico o los viajes donde la gastronomía tenga un lugar muy destacado, bien como motivación del mismo o como parte de las emociones o experiencia, va a seguir creciendo, tal y como ya lo indique en mi libro Del Fracaso al Éxito en la Nueva Era del Turismo Rural, que —claro—, les invito a que lo adquieran.

Ahora bien, me gustaría poder hacer énfasis en el turismo gastronómico en las zonas rurales, en los pueblos, incluyendo las áreas despobladas, ya que estoy convencido de que este tipo de turismo y excursionismo (por usar el término más adecuado en una mayoría de sitios) podría ayudar bastante a la recuperación poblacional y social de estos territorios y porque no, ayudar a la regeneración natural y rural de estos entornos.

Precisamente, hace apenas unos días di una conferencia en el congreso de agroturismo que organizó la Escuela Superior de Hostelería y Agroturismo de Extremadura, que es referencia nacional en la temática, y surgió una problemática que, al menos en España, está lejos de ayudar a su implementación y desarrollo con la burocracia y normativas existentes.

A nivel empresarial o de negocio, un agroturismo es una unidad de negocio turística o de restauración que se realiza en una explotación agraria, pecuaria o agropecuaria en activo, es decir, en funcionamiento, por lo que no valdría un alojamiento rural con unas gallinas, un par de burros y un pequeño huerto, por ejemplo.
 

Un agroturismo es una unidad de negocio turística o de restauración que se realiza en una explotación agraria, pecuaria o agropecuaria en activo"


A tener en cuenta es que este negocio hostelero (alojamiento, restauración y animación) se puede desarrollar independientemente del tamaño de la explotación, desde una pequeña granja hasta una gran bodega o almazara y, por tanto, esto permite que cualquier pueblo por pequeño que sea pueda desarrollarlo.

La actividad primaria debe ser una línea de negocio y la turística otra y como resultado deben acogerse a las diferentes normativas existentes que en el caso de España tienen que referirse a las 17 autonomías, que la mayoría no tienen legislación específica.

El hecho de que la explotación agropecuaria esté en funcionamiento implica que la gastronomía ofertada pueda basarse en productos km.0 y nunca mejor dicho, los propios que se producen en la granja. Esto le da un gran valor añadido y siempre será un importante elemento diferenciador en la promoción y comercialización, frente a la restauración más convencional y especialmente en núcleos urbanos, ciudades, etc.

Sin embargo, este tremendo potencial que tiene el campo para crear este tipo de negocio hostelero está frenado o muy ralentizado por la escasa o nula formación profesional, y el poco conocimiento para que surjan emprendimientos.

Para que puedan tener éxito habría que enfatizar en: Innovación, Mercado Verde y Sostenibilidad, que son palabras clave.
 

La innovación, que se relacione con el diseño, elaboración, circularidad, agro orgánico, bienestar animal y un entorno que logre una experiencia culinaria, simplemente emocionante"


Aunque estemos entrando en una época donde la innovación se relaciona con la tecnología y esta se usa para desarrollar otro tipo de alimentación procesada, como la impresa en 3D, coexistirá con esta otra, la gastronomía más rural, más auténtica, la del agroturismo, pero siempre y cuando se incluya la innovación, que no necesariamente se relacione con la parte tecnológica sino con el diseño, elaboración, circularidad, agro orgánico, bienestar animal y un entorno que logre una experiencia culinaria, simplemente emocionante.

Aquí les dejo este superimportante reto, que estoy seguro será un gran éxito si se sabe diseñar siguiendo las palabras clave.

 

*Arturo Crosby es editor de Natour magazine.