Cuando un grupo de personas sale a comer a un restaurante, seguramente habrá una o dos que coman lentamente y se tomen su tiempo para dejar vacío el plato. En muchos países, tomarse su tiempo para disfrutar de una comida es bastante normal, según los datos publicados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Los comensales en Francia, por ejemplo, suelen pasar un promedio de 2 horas 13 minutos por día sentados a la mesa. Sus vecinos de Italia y España no se quedan atrás, con un promedio de más de 2 horas por día.

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En el continente asiático, los habitantes de Corea del Sur pasan aproximadamente 1 hora y 45 minutos comiendo y bebiendo todos los días, mientras que en China invierten unos 5 minutos menos. Comer es una experiencia mucho más rápida en América del Norte, donde los canadienses pasan 1 hora y 5 minutos comiendo y bebiendo por día, mientras que en Estados Unidos, lo hacen en 1 hora y 2 minutos.

Aunque pueda parecer una simple curiosidad, el tiempo que dedican los ciudadanos de cada país puede tener un impacto importante en la industria hotelera. Los ritmos del servicio de comidas/cenas en un hotel se ven seriamente afectados por el tipo de clientela que se tiene. Así, aspectos como la rotación de las mesas o la organización de los turnos de trabajo pueden variar mucho de un establecimiento a otro en función de sus huéspedes. Ni mencionar cabe los horarios de ciertos clientes como los españoles que además de dedicar un tiempo considerable a la comida, también lo hacen en horas totalmente diferentes a las del resto de europeos.

A continuación, se muestran las estadísticas por países miembros de la OCDE.

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