El pasado 31 de octubre se cumplieron 40 años del naufragio del carguero griego Telamón frente a las costas de la isla de Lanzarote (Canarias), mientras efectuaba una travesía desde Costa de Marfil a Grecia. El buque, originalmente escocés y bautizado en la década de 1950 como Temple Hall, encalló cargado de troncos debido a una vía de agua, que se agravó por sus malas condiciones de mantenimiento y por la presencia de una tormenta.

Desde entonces, el pecio semihundido ha permanecido frente a una pequeña playa junto al puerto capitalino de Los Mármoles, en Arrecife, con la mayor parte sobresaliendo de la superficie, pero con la proa hundida a 18 metros de profundidad, circunstancia que atrae a los amantes del snorkel o el submarinismo.



 

Con el transcurso de los años, el barco se ha convertido en un gran atractivo turístico, apareciendo en muchas estampas de la isla y convirtiéndose en su principal reclamo en la red social Instagram (utilizada por la mayoría de influencers turísticos), con miles de publicaciones bajo el hashtag #telamon.
 

 

Sin embargo, el Ministerio de Defensa anunciaba el pasado octubre que ha adjudicado a la empresa Recuperadora Lanzarote la tarea de desguazar y retirar los restos del buque. Las autoridades consideran que el Telamón representa un peligro para los bañistas y submarinistas que se acercan a él para investigarlo o inmortalizar su estampa.

Esgrimen que el barco, en estado de ruina, está compuesto por toneladas de acero y materiales pesados que podrían seguir desprendiéndose y causar daños personales o medioambientales.