El mantra que llevan repitiendo en Turismo de Gran Canaria desde hace dos años es el de “diversificación”. Así lo manifiesta Carlos Álamo, consejero de Turismo del Cabildo insular grancanario, apuntando que es el objetivo en todas sus vertientes: “diversificación de mercado, diversificación de fórmula para vender los destinos, diversificación incluso dentro de Gran Canaria para que el turista se mueva a lo largo y ancho de los 21 municipios de la isla”.

En el caso de los mercados emisores, en la Consejería de Turismo se pusieron como objetivo en 2021 impulsar la llegada de viajeros procedentes de los dos países más preponderantes actualmente en la industria turística: Estados Unidos y China. En el caso del país norteamericano, el objetivo que se marca el consejero es generar demanda para que las aerolíneas, agencias de viajes y touroperadores fijen sus ojos en la isla, tal y como hicieran en el verano de 2022 con la ruta directa Nueva York-Tenerife, operada por United Airlines.

“Primero vamos a intentar generar demanda y si esa demanda nace, estoy convencido de que serán las propias líneas aéreas las que ofrecerán ese vuelo directo”, apunta Álamo, que actualmente se encuentra en Estados Unidos, junto con empresarios de la industria turística isleña, para entrevistarse con empresas del sector en la capital neoyorkina y en Miami.

Aunque de momento Gran Canaria no cuenta con vuelos directos desde territorio estadounidense, se beneficia de la llegada de turistas norteamericanos que viajan en conexión desde Tenerife para así aprovechar el largo desplazamiento y visitar más de una isla. “A pesar de lo que pueda pensar la industria, que Tenerife tenga un vuelo directo con Estados Unidos y América le viene bien a Gran Canaria. La conectividad entre islas es magnífica y sin duda, tenerlo en Tenerife va a servir para que muchos den el salto a Gran Canaria”, asegura. 

Acabar con el lastre de los centros comerciales “de otro siglo”


En otro orden de cosas, el consejero vuelve a insistir en el daño que causan los centros comerciales “de otro siglo”, presentes todos en el sur de Gran Canaria —zona turística más concurrida de la isla— a su imagen como destino. Para Álamo, son infraestructuras que en “nada” ayudan a la industria turística, sino todo lo contrario, considera que son “lastre”.  
 

 Aunque sean infraestructuras privadas, creo que las Administraciones públicas deben poner herramientas e incentivos encima de la mesa


La solución, según el consejero, es la colaboración público-privada y que las distintas administraciones faciliten a los propietarios la inversión en la mejora y actualización de estos negocios. “Aunque sean infraestructuras privadas, creo que las Administraciones públicas deben poner herramientas e incentivos encima de la mesa para que los dueños de esos centros comerciales se animen a invertir y a cambiar su aspecto que, sin duda, deteriora la imagen de destino moderno y de calidad que defienden todas las instituciones públicas”, asevera.