La Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria ha impuesto entre enero y julio de este año un total de 120 sanciones por transitar y acampar en lugares no permitidos de la Reserva Natural Especial de las Dunas de Maspalomas, uno de los principales reclamos turísticos de la isla y de toda Canarias. La cifra multiplica por seis el número de expedientes sancionadores que se instruyeron a lo largo de todo 2022, cuando se registraron un total de 20, y duplica, asimismo, los 60 abiertos en 2021.

Las sanciones están motivadas por la afección a un espacio natural protegido con un nivel de protección de los más elevados en la normativa medioambiental, ya que el excesivo tránsito de personas por fuera de los cuatro senderos habilitados acaba produciendo un daño al ecosistema dunar. De ahí que la mayoría de las sanciones sea de 150 euros por incumplir las normas que están expuestas en los distintos puntos de información y señalizaciones. Asimismo, se han impuesto sanciones superiores a los 400 euros a empresas del sector audiovisual (fotografía, vídeos…) que se internan en las zonas no autorizadas para realizar sus trabajos sin solicitar un permiso especial previo.

La masificación turística que experimentan las dunas, tanto en verano como en invierno, debido al buen clima reinante en Canarias durante todo el año, perjudica la proliferación de vegetación en la zona, un elemento clave para retener la arena en la Reserva. La menor presencia de balancones —arbustos muy comunes en las zonas costeras arenosas de las islas—, en muchas ocasiones amenazados por el excesivo tránsito de personas, ya sea para tomar una instantánea de las espectaculares puestas de sol o para hacer otro tipo de actividades de dudoso gusto como el cruising —tener sexo en lugares públicos—; hace que la arena tenga menos barreras naturales.  

Fuentes del Cabildo insular indican que desde hace varias décadas el deterioro del sistema dunar se ha hecho cada vez más evidente, con una pérdida constante de arena debido principalmente a los procesos urbanísticos y al impacto humano, lo que ha alterado la dinámica del viento y de las propias dunas. Se estima que cada año se pierden alrededor de 45.000 metros cúbicos de arena, que van a parar al fondo del mar.


Incremento de la vigilancia 


El escandaloso aumento de sanciones este año va aparejado al incremento de flujo turístico en la zona tras el covid y al fortalecimiento del sistema de vigilancia en por aparte del Cabildo de Gran Canaria y el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, municipio en el que se ubica la Reserva. “Después de la pandemia la gente se ha vuelto loca”, afirman las mismas fuentes insulares, que recuerdan que hasta el año 2020 no existía ningún tipo de vigilancia. 

Para ello, se puso en marcha el Plan de Protección Medioambiental de las Dunas de Maspalomas, conocido como ‘Más Dunas’ y, desde entonces, la corporación insular ha destinado a cuatro agentes de la Consejería de Medio Ambiente y ha comenzado a implementar nuevas tecnologías, como la utilización de drones, para controlar el estado del ecosistema y el tránsito humano fuera de los límites de los ocho kilómetros de caminos y senderos habilitados y delimitados por señales-bolardo. 

El consejero de Medio Ambiente, Raúl García Brink, destaca en un comunicado cómo esta actividad “ha experimentado un repunte muy importante en 2023, cuando se han superado ampliamente los datos recogidos en los años anteriores, posiblemente debido a la pandemia”. Así, incide en que, en aras de continuar mejorando las labores de control de la Reserva, está previsto incrementar el número de efectivos que desempeñan las tareas de vigilancia, así como el uso de dispositivos tecnológicos para poder controlar la amplia superficie dunar, con el uso de drones y equipos de detección.

Mapa con los cuatro senderos de un total de ocho kilómetros habilitados para transitar de forma correcta por las dunas de Maspalomas | Foto: Turismo de Gran Canaria

Mapa con los cuatro senderos de un total de ocho kilómetros habilitados para transitar de forma correcta por las dunas de Maspalomas | Foto: Turismo de Gran Canaria

Sostiene García Brink que, dentro de la transición digital de esta iniciativa se incluyen varias acciones en las que está previsto invertir un millón de euros, dirigidas a garantizar la vigilancia y la protección de la Reserva. En concreto, se trata del desarrollo del plan 'Sensórica del destino', que implica desplegar una red de sensores antrópicos, climáticos y ambientales que permitirá medir cuántos viandantes circulan por los caminos de las dunas y su capacidad de carga. “Se trata de utilizar las nuevas tecnologías para disponer así de un conocimiento exacto del flujo de personas que confluyen en este paraje”, puntualiza el consejero.

Campañas de sensibilización junto con el sector turístico


Igualmente, se instalarán pantallas de información led en las zonas aledañas al enclave que presentan mayor afluencia de turistas, a quienes se facilitarán datos sobre la Reserva Natural Especial, sus valores y las normas de comportamiento a seguir en la misma en diferentes idiomas. A todo ello se sumarán los nuevos elementos de señalización y puntos de información turística inteligente, que mejorarán la señalética de la zona.

En esta misma línea de sensibilización, García Brink subraya que el Cabildo ya ha mantenido una primera toma de contacto con las organizaciones turísticas, con objeto de poner en marcha una campaña que se diseñará en el último trimestre de este año y que se lanzará en 2024, para la concienciación y sensibilización de toda la población grancanaria y de los turistas. “Desde la Consejería de Medio Ambiente, vamos a dedicar una parte de ese presupuesto a la puesta en valor de la Reserva Natural, de sus valores paisajísticos y ambientales, e intentar concienciar sobre cuál debe ser la conducta de esa zona, y todo ello en total coordinación con el sector, para que nos indiquen los mejores canales para poder llegar a los turistas”, concluye.