El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria) ha sacado a licitación este miércoles el contrato de explotación de los chiringuitos o quioscos-bar de las playas de Maspalomas, El Cochino y del Inglés. Esta licitación lleva pendiente de salir a concurso más de dos años, desde que instalaran los pequeños establecimientos desmontables en los tres arenales del sur de la isla en el año 2020.
 


El consistorio del municipio más turístico de Gran Canaria ha confirmado que el valor del contrato asciende a un importe estimado de 98.391,34 euros, que deberán pagar las empresas ganadoras de la licitación en concepto de canon al consistorio, por un periodo de tiempo de 18 meses.

El contrato está dividido en dos lotes: por un lado, el correspondiente a los quioscos de la playa de Maspalomas; y, por otro, el de los quioscos ubicados en las playas de El Cochino y del Inglés.

Una de las principales condiciones que establecen los pliegos administrativos es la obligación de subrogar a todo el personal que venía ejerciendo su trabajo en la anterior etapa, formado por un total de 24 trabajadores.
 

Playa de Maspalomas | Foto: Turismo Islas Canarias

Playa de Maspalomas | Foto: Turismo Islas Canarias

Los demás criterios exigidos para la adjudicación del contrato son:

  • Características sociales: plan de conciliación de vida laboral y personal, plan de igualdad, empleo de personas con dificultades de acceso al mercado laboral, entre otros
  • Criterios medioambientales: equipación y suministros procedente de comercio justo, recogida selectiva y separación de residuos en origen o el uso de vehículos eléctricos o híbridos enchufables.

Desde el consistorio, el contrato de instalación, explotación y aprovechamiento de chiringuitos del término municipal de San Bartolomé de Tirajana constituye “el principal recurso dentro de la oferta turística del municipio”, por lo que representan un “papel clave” en el desarrollo socioeconómico de la zona.

El cuento de nunca acabar


La cuestión de los chiringuitos de playa es un tema conflictivo que lleva afectando a las localidades turísticas del sur de Gran Canaria durante más de una década. En primer lugar, se tardó unos 20 años en adquirir nuevos quiscos, más modernos, para sustituir a los anteriores y obsoletos establecimientos, instalados a finales de la década de los años 90.

En segundo lugar, una vez adquiridos los nuevos modelos de chiringuitos —no exentos de polémica por su diseño y estética ruda y poco integrable en el entorno—, estos pasaron aproximadamente cuatro años en un almacén esperando a ser ubicados en sus respectivas parcelas en las costas de Maspalomas y playa del Inglés.

Por último, tras ser instalados en las respectivas playas en febrero de 2020, han tenido que transcurrir más de dos años para que se haya sacado la licitación a concurso público, con el consecuente perjuicio a los trabajadores.