“O luchamos juntos para salvar a Haití o lucharemos solos para proteger a República Dominicana”. Así de tajante y beligerante se ha mostrado el presidente dominicano, Luis Abinader, con la comunidad internacional durante su intervención ante el Consejo de Seguridad de la ONU, reunido el pasado martes. El mandatario ha solicitado, una vez más, ayuda internacional para tratar de evitar el colapso de Haití, el cual el mandatario ha calificado como “irreversible” y como “una amenaza”, no solo para República Dominicana, sino para toda la región. “No permitamos que la crisis que allí se vive se expanda por toda la región”, ha añadido.
Cabe recordar que los problemas de seguridad son el principal enemigo del turismo, mayor fuente de divisas de República Dominicana. Y es que la escalada de violencia en la frontera podría amenazar uno de los principales proyectos del actual Gobierno dominicano, el desarrollo turístico de la provincia de Pedernales, a apenas 20 km de la frontera. En este polo turístico ya se están construyendo los primeros grandes resorts y ha comenzado a operar el Port Cabo Rojo. Durante la escala del primer crucero que atracó en dicho puerto una de las principales inquietudes de los turistas que bajaron del barco era precisamente visitar la frontera con Haití.
Y es que el país fronterizo de República Dominicana se encuentra sumido en una situación de caos desde el asesinato del primer ministro Jovenel Moïse en julio de 2021, con escaladas de violencia esporádicas entre bandas criminales. Esta guerra de bandas está provocando, entre otros problemas, la huida de los haitianos de sus hogares por miles, decidiendo muchos de ellos emigrar a República Dominicana.
Asimismo, las guerrillas internas de Haití también han llegado a generar problemas de seguridad para República Dominicana, que se ha visto obligada en los últimos años a cerrar sus fronteras con el país vecino en varias ocasiones.