El turismo de borrachera sigue siendo un problema en Baleares, pese a llevar ya tres años en vigor la ley antiexcesos. Por ello, desde el Fòrum Societat Civil, una asociación integrada por entidades, fundaciones y plataformas de la sociedad balear, han solicitado al Govern la creación de un “comité de crisis” para poner coto a los excesos y “hacer viable el cambio hacia un turismo de calidad”.  

Desde el Fòrum recuerdan en un comunicado que ya advirtieron en su momento, que la recuperación económica ligada al turismo de masas “comportaría una intensificación de los problemas que ya arrastraba antes de la covid”, es decir, “más saturación, más turismo de excesos y más conflictos con los residentes”.

En este sentido, ha vuelto a advertir que “las consecuencias de la masificación son muy malas para los sectores turísticos de calidad que ya se tienen y para los residentes, que viven en espacios turísticos saturados”, generando “un aumento de los problemas de movilidad para todo el mundo”.

Palma (Mallorca) endurece las restricciones contra el turismo de excesos

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La asociación considera “evidente” que el modelo turístico actual en Baleares es “insostenible” y causa un aumento del turismo de excesos que, afirman, causa un “gran beneficio” a grupos de empresarios que contribuyen a su expansión a otras partes de la ciudad de Palma y determinados lugares de Mallorca.

Frente a esta situación, el Foro propuso hace más de un año varías medidas de contención y eliminación de plazas alojativas, renovación de hoteles obsoletos y transformación de otros para usos sociales, como viviendas. Además, propuso una bajada del número de turistas los meses de verano y una reducción de los coches de alquiler. Unas medidas, “nada fáciles”, pero que, “hay que aplicar gradualmente antes de que el actual modelo se haga ingobernable e irreversible”.

“Gobernar esta transición no se puede hacer únicamente desde el Govern ni de mano de la empresa privada, tiene que ser un proyecto colectivo en el que tiene que participar toda la ciudadanía”, defienden. “Una estrategia que tenga como objetivo un decrecimiento controlado del número de turistas, un proyecto de diversificación económica, el aumento del bienestar y la prosperidad para todos. Un proyecto que lance una nueva imagen mundial de las islas”, inciden.