Tony Sheldon y Susan Boyce, una pareja de turistas británicos, tenían previsto celebrar una boda de ensueño las pasadas navidades, a bordo de un crucero de lujo por el Mediterráneo de P&O Cruises. Sin embargo, todos los planes de boda se truncaron y los sueños se convirtieron en pesadillas, cuando Sheldon sufrió un ataque al corazón

Según ha informado BirminghamLive, Sheldon, de 58 años, comenzó a sentirse mal unos días antes de celebrarse la boda y ya en mitad de su viaje. Aquejado de unos dolores en el pecho, lo trasladaron hasta un hospital de Palma (Mallorca), donde fue operado del corazón. Durante el postoperatorio, se le anunció que necesitaba una segunda intervención, así como que debía abonar 36.000 libras (40.507 euros) por la ya realizada. Los médicos del crucero lo habían llevado a un hospital privado y su compañía de seguros se negó a hacerse cargo del coste, alegando que no había informado que había padecido un derrame cerebral a principios de 2017.

Después de cinco días ingresado, Sheldon se vio obligado a abandonar el hospital, ya que no podía permitirse económicamente permanecer en él. En ese momento, descubrió junto con Boyce que el crucero de P&O había zarpado sin ellos, perdiendo así las 8.000 libras (9.002 euros) que habían invertido en ese viaje y que constituían todos sus ahorros. Además, se habían quedado atrapados en España.

Posteriormente, la pareja viajó hasta Barcelona (Cataluña), allí decidió coger un taxi de camino a Santander (Cantabria) desde donde salía un ferry con destino a Plymouth (Reino Unido). El trayecto en taxi les costó la friolera de 1.000 libras (1.125 euros). Una vez en Plymouth, un familiar los recogió y los trasladó hasta el lugar donde residen: Tamworth.

Al llegar a su hogar, Sheldon y Boyce descubrieron que la compañía de cruceros les había devuelto sus pertenencias. De hecho, Susan encontró su vestido de novia sucio y arrugado, lo que le hizo pensar que otras personas disfrutaron del hospedaje en su camarote. Ahora, la pareja se encuentra con una deuda económica de casi 40.000 libras (45.009 euros), por la que podrían perder su casa.