Un conductor de Uber con antecedentes penales ha confesado ser el autor del asesinato de una mujer británica cuyo cuerpo fue encontrado en las afueras de Beirut (Libano) el pasado fin de semana, según ha publicado The Guardian. 

El sospechoso fue arrestado en la madrugada del domingo después de que los servicios de seguridad analizaran las imágenes captadas por las cámaras de tráfico. 

La víctima, Rebecca Dykes, empleada de la Embajada Británica, había pedido a última hora del viernes, un Uber para trasladarse a su apartamento tras una fiesta. Según una fuente de los servicios de seguridad, el conductor no la dejó en su destino, sino que se desvió a la carretera donde fue encontrado el cuerpo. 

Aunque el cadáver apareció el sábado, no fue identificado hasta un día después cuando la embajada se puso en contacto con las autoridades libanesas para informar de la desaparición de la empleada, que no había subido a un avión en el Aeropuerto Internacional Rafik Hariri rumbo Reino Unido, donde debía pasar la Navidad. 

El asesinato ha vuelto a reabrir el debate sobre la capacidad del servicio para garantizar la seguridad de los pasajeros y sobre la calidad de las supervisiones de los antecedentes de los conductores. 

Harry Porter, portavoz de la compañía, ha aclarado que el servicio solo contrata taxistas con licencia comercial, con antecedentes y registros judiciales verificados y que son las autoridades libanesas las responsables de seleccionar conductores de alquiler privados y otorgarles licencias comerciales. 

No es el primer suceso de este tipo que sacude a la reputación de la empresa. Hace tres años, en India, un conductor admitió haber agredido sexualmente a varias mujeres. En Texas (EE.UU.) una investigación llevada a cabo por Reuters descubrió que el sistema de evaluación de la compañía no logró identificar a sujetos con antecedentes penales.