El nuevo logotipo de la ciudad de Vancouver ha generado descontento entre sus ciudadanos por su poca capacidad para representar a la metrópolis canadiense. Ante esto, el Ayuntamiento ha tenido que emitir un comunicado explicando que "una identidad sencilla es más fácil de reconocer y entender para los que no hablan inglés" y que su diseño simple "permite adaptarse mejor a las redes sociales". Según el consistorio la nueva identidad actualiza “la imagen de la cuidad como un lugar moderno, innovador y atractivo para vivir y trabajar”.
Sin embargo, para muchos significa la pérdida de una oportunidad para actualizar y mejorar la percepción del público a nivel mundial pues este tipo de diseños resumen el espíritu del lugar y sus cualidades y es un aliciente para el turismo y los inversores.
En el proyecto se han invertido 8.000 dólares y el diseñador es anónimo. La imposición de diversos creativos y los ciudadanos, que incluso han escrito una carta a la alcaldía, ha hecho que de momento se abstengan de utilizarlo y aplicarlo.
Muchos han comparado el logotipo con el de la ciudad portuguesa de Oporto, que ha sido calificado como un éxito por parte de los visitantes y los habitantes de la región.