La construcción de un macrocomplejo turístico de 575 habitaciones al lado de un vecindario residencial. Esta es la situación que denuncia la Asociación de Vecinos San Antonio-Zaidía, que se opone a la creación de un negocio que afectaría de "manera directa y grave" a los habitantes de la zona.

Para conseguir edificar, la firma propietaria del terreno Inversiones Gran Valencia ha comenzado demoliendo parte de las presentes instalaciones —unas antiguas naves textiles—, desobedeciendo al propio Ayuntamiento, que ordenó la paralización de las obras, al estar siendo evaluadas las construcciones como un potencial Bien de Relevancia Local (BRL), estatus que las salvaría del derribo.

"Hay menos de dos metros de distancia entre la nueva construcción y varias de las fincas del barrio, y las cifras son estremecedoras", advierten desde la asociación, preocupados ya que de ejecutarse el proyecto, este se convertiría en el hotel más grande de la ciudad, con capacidad para unos 1.000 huéspedes. 

Se crearían tres apartahoteles turísticos, además del hotel principal, siendo los 4 alojamientos de una estrella. Estas grandes cifras podrían atraer a una gran cantidad de turismo low cost y de borrachera que "reduciría la calidad de vida del barrio de San Antonio y degradaría la convivencia".

Así, los integrantes del colectivo fían su suerte a que el consistorio declare como BRL el conjunto de naves, trámite pendiente desde que se registrase la propuesta en abril de 2022. Sin embargo, según el periódico El Mundo, el Consell Valencià de Cultura ya ha descartado que las naves tengan valor patrimonial.

Por esta razón, el Ayuntamiento estaría trabajando para modificar el uso de los solares y "que solo puedan acoger servicios públicos", planteando incluso una indemnización a la empresa. En paralelo, el alcalde de Valencia, Joan Ribó, ha anunciado que estudia tomar acciones legales ante el derribo no autorizado de uno de los muros del recinto industrial.