El gran auge del mercado de las viviendas vacacionales en España es un hecho en la última década. La mayoría de capitales de provincia y municipios históricamente turísticos —sobre todo aquellos de sol y playa— han visto cómo proliferaban de forma incesante las viviendas vacacionales en sus barrios y entornos urbanos. En el caso de Alicante, la ciudad ha visto cómo en poco más de dos décadas estos alojamientos se han multiplicado por diez.

El diario alicantino Información recoge que la oferta legal de apartamentos turísticos en la capital ha pasado de apenas 400 en el año 2000 a más de 4.000 en el presente, después de 23 años. Para establecer una comparativa, en el mismo periodo, las plazas hoteleras de la ciudad tan solo se han incrementado en un 47%.

El problema de este crecimiento sin límites es que este tipo de alojamientos turísticos ya no se ciñe a las zonas habitualmente turísticas, como las del centro o las aledañas a la costa, sino que las viviendas vacacionales están llegando a prácticamente todos los barrios. Este fenómeno está perjudicando a muchos vecinos, jóvenes y mayores, que ven cómo se disparan los alquileres residenciales y se ven obligados a trasladarse tras generaciones viviendo en la misma zona.