Muchos rincones de las costas españolas que antes eran recónditos han dejado de serlo. Es como si se hubiera desatado una “epidemia” de turistas que, sin importarles los obstáculos para acceder a estos paraísos escondidos, hacen lo imposible para llegar hasta ellos y hacerse un selfie.

El municipio de Xàbia, uno de los más bellos del litorial de Alicante, está sufriendo esta “invasión” de visitantes, ávidos de instantáneas de singular belleza. La recomendación en redes sociales, los blogs de viajes y el boca a boca han despertado el afán por fotografiarse en calas, cuevas marinas y acantilados. Esto está provocando un aluvión de personas que preocupa a las autoridades del municipio alicantino.

Desde el Ayuntamiento de esta localidad de 30.000 habitantes que durante el verano multiplica su población por cuatro, comentan que este es el tercer verano “que tienen esa sensación” y piensan que no tendrán más remedio que “adoptar medidas”.

Las autoridades locales temen también que su turismo clásico, de tipo residencial, abandone el municipio como consecuencia de la masificación.

La ‘Cova Tallada’, una espectacular cueva excavada en las faldas del  Cabo de San Antonio y que ha sido catalogada como reserva natural, es un ejemplo típico de este suceso y no es raro ver allí decenas de káyaks, cuaquier día de la semana.

Cada vez más las empresas turísticas ofrecen excursiones a estos rincones. Luego, los visitantes comparten los selfies veraniegos en las redes sociales, haciendo alarde de hasta dónde han sido capaces de llegar para lograr la foto perfecta.

Todo el mundo quiere inmortalizar la Cova Tallada, la Cova dels Orguens, o la Cova del Llop Marí, otros sitios paradisíacos de la costa de Xàbia.

Otro destino conocido en las redes sociales que sufre saturación durante los meses de verano es la cala de Granadella, en el municipio de Jávea, Alicante. Hace unos años salió elegida la mejor cala de España, en una votación promovida por una cadena de televisión española.