Una figura muy común en los metros japoneses ha llegado a la capital española: el empujador. El reciente cierre de la línea 8 del metro de Madrid, la que conecta la urbe con el aeropuerto de Barajas, ha provocado la consecuente saturación de la número 4 y la solución encontrada ha sido la organización del acceso a los vagones.

Así, tres trabajadores del Metro y dos guardias de seguridad vigilan y coordinan que los pasajeros accedan al transporte público de la forma más eficiente. Estos trabajadores no tratan a los usuarios a empellones, como sí lo hacen los nipones, pero sí se encargan de aconsejar la mejor colocación y se encargan de la apertura manual de las puertas de los convoyes. También se dedican a informar de las alternativas que tienen los usuarios tras la clausura de la línea que enlaza con el aeropuerto de Madrid.

Desde la empresa pública señalan que no se trata de empujadores o colocadores sino que se refieren a “personal de refuerzo” que agiliza el servicio. No obstante, algunos viajeros ya han revelado que también han visto como “sacaban a gente del tren porque no cabían”.