Canarias está focalizando todos los esfuerzos en garantizar que esta importante temporada de invierno sea un éxito con campañas de promoción específicas, ampliar la validez del certificado Covid a 12 meses o relajar los requisitos para poder alojarse en los establecimientos; no obstante, tendrá también que hacer frente a los desafíos de la naturaleza y al posible impacto que puedan tener en la imagen del destino.

A la amenaza del volcán de Cumbre Vieja en La Palma se suma una plaga marina: la llegada de los dragones azules (Glaucus atlanticus). Se trata de un molusco que habita en aguas templadas y tropicales y que, además de por su color azul y plateado, se caracteriza por su dolorosa picadura —que en casos específicos puede llegar a ser mortal—.



 

Desde el Ayuntamiento de La Oliva (Fuerteventura) han lanzado una advertencia a los ciudadanos y visitantes para que sean precavidos pues se trata de una “especie peligrosa”. Y es que se trata de un depredador de otro viejo conocido en las costas españolas: las carabelas portuguesas. De ellas extrae toxinas con las que ataca a sus presas o cuando se halla en peligro, como en el caso de un ser humano que las pise accidentalmente.

 

 

Si bien es común su aparición en el archipiélago canario en otoño y primavera, según explica Leopoldo Moro, biólogo del Servicio de Biodiversidad del Gobierno de Canarias, a Diario de Avisos, lo cierto es que llegan en un momento delicado para la región, en pleno arranque de su temporada alta turística. Existen posibilidades de que se alerte del peligro en la prensa internacional, algo que ha ocurrido en otras ocasiones con la presencia de las temidas carabelas portuguesas.

Se trata de un problema que acecha a todas las islas, y es que  ya han arribado a diferentes puntos de la geografía canaria. Se han visto ejemplares en la playa de Las Canteras en Las Palmas de Gran Canaria, en la costa de Granadilla de Abona (Tenerife) o en las playas de La Oliva (Fuerteventura).