La picaresca de algunos y la falta de control de las restricciones de movilidad están haciendo que la situación epidemiológica empeore en algunas zonas rurales. A falta de actividades en las ciudades—limitaciones en la hostelería, cierre de cines y teatros, etc.— algunos buscan escapar del estrés pandémico en pueblos de montaña o más cercanos a la naturaleza.

Este es el caso, por ejemplo, del Valle de Arán (Lleida, Cataluña), donde el índice de rebrote se ha mantenido muy alto desde la Navidad y, de hecho, la semana pasada se mantuvo por encima de los 1.000 puntos. Algunos hoteles han decidido cerrar sus puertas porque, tal y como explica Juan A. Serrano, alcalde de Vielha y dueño del hotel RIU Nere, “es lo más sensato”.

Sin embargo, la actividad en las segundas residencias ha sido, incluso, más alta que en años anteriores a la pandemia, según denuncian algunos vecinos. Además y tal y como informa El Periódico, durante la elaboración de un reportaje, el periodista no se  encontró con ninguna patrulla que controlara el cumplimiento de las restricciones.

Algunos de los residentes habituales de la zona han desvelado también, que durante el último año se ha producido un aumento llamativo de familias —procedentes de Barcelona, Madrid o País Vasco— que han federado a sus hijos en esquí, lo cual les ha facilitado esquivar los cierres perimetrales. Otro vecino conoce del caso de un administrador de fincas al que le han pedido que convoque falsas reuniones de comunidades de propietarios para así contar con un documento que les permita moverse entre regiones.

El caso de la Comunidad de Madrid

Los alcaldes de los pueblos de la sierra madrileña, como Patones de Arriba, Guadalix o Soto del Real, denuncian el aumento de visitantes que se está produciendo en estas localidades todos los fines de semana. Algunos de ellos, llegan a ver aumentada su población en 2.000 personas y los ediles alegan que, con tal incremento, las fuerzas y cuerpos de seguridad no son capaces de controlar que se cumplan las restricciones que eviten la propagación del Covid.

De cara a la Semana Santa, la Delegación del Gobierno ya se ha comprometido a reforzar la seguridad de la sierra con más de 270 efectivos, sin embargo desde los Ayuntamientos consideran que no será suficiente ante la llegada masiva de visitantes. A Patones ni siquiera llegará esta ayuda y, según su alcalde, esperan recibir 4.000 personas durante la semana de Pascua.