El aeropuerto del Prat, en Barcelona, espera un nuevo récord de visitantes durante la temporada de verano, una situación que podría generar problemas de saturación en la instalación. 

Después del caos operativo de Vueling en julio del año pasado, las aerolíneas temen una incidente similar, aunque el Ministerio de Fomento ya ha asegurado estar controlando los planes de producción de la instalación: ha creado un equipo de trabajo para vigilar las operaciones de Vueling, reforzará el centro de control aéreo de Barcelona, optimizará su operativa con el de Burdeos (Francia) y agilizará la entrada y salida de pasajeros en el control de pasaportes. También se reforzarán las cabinas con nuevas máquinas verificadoras 

Las principales compañías aéreas han denunciado que faltan fingers y tienen dudas sobre el impacto de la huella sonora en la urbanización de Gavá. A esto le suman la crisis de los pasaportes.

Ante esto, Aena asegura que el 80% de las operaciones tienen asignada un finger, que realizan “despegues hacia el mar, evitando el sobrevuelo de Gavá” y que “la pista utilizada para aterrizajes tampoco afecta a la urbanización”. 

En cuanto a la saturación, la operadora aeroportuaria explica que la instalación está diseñada para un equilibrio del tráfico del 65-35% entre las dos terminales. Si a día de hoy la T1 acoge a alrededor de 29 millones de pasajeros, podría alcanzar los 35 millones. Esta terminal es la asignada para las aerolíneas de IAG. 

Por su parte, la T2, en la que operan Norwegian y Ryanair, alcanza los 14 millones de usuarios, lo que representa el 50% de su capacidad máxima. 

El Prat se ha consolidado como plataforma europea para los vuelos de largo radio y este verano es el primero en el que operan las operaciones long haul de Level y Norwegian a diferentes destinos de América.