Uber ha despedido a su responsable de seguridad, Joe Sullivan, después de que la compañía reconociera el martes un robo de datos que afectó a más de 57 millones de clientes y conductores en octubre del año pasado, según publica 'El Mundo'. 

Entre los datos que los hackers lograron recopilar figuran correos electrónicos, números de teléfono, direcciones postales o números de carnet de conducir. 

La empresa pagó 100.000 dólares a un grupo de hackers por su silencio y disfrazó el desembolso como una recompensa por haber descubierto un agujero en su seguridad, una práctica bastante habitual en las empresas tecnológicas y que sirve como incentivo para que los piratas comuniquen los principales fallos en vez de venderlos al mejor postor. De esta manera, las empresas pueden trabajar en los problemas antes de hacerlos públicos. 

Aunque Uber no contaba con programas de recompensa y está obligada a comunicar sus vulnerabilidades, nunca las reportó. 

Ahora el nuevo presidente, Dara Khosrowshahi tendrá que enfrentarse a una investigación formal de la fiscalía de estado de Nueva York. “Nada de esto tendría que haber ocurrido y no voy a inventar excusas para justificarlo”, declaró a los medios.