Iberostar se reorientó a finales de la década pasada hacia el turismo urbano, que se ha convertido en su principal apuesta. Desde entonces ha entrado en Madrid, Nueva York, Budapest y La Habana. En el periodo de 2009 a 2016 se invirtieron 708 millones de euros para reformar establecimientos o rotar los menos rentables, elevar los cuatro estrellas a categorías superiores y hacer crecer la rentabilidad de un 5 a un 10%.

 El pasado ejercicio cerró con más de 2.000 millones de euros de facturación y en la actualidad prevé invertir hasta 500 millones de euros hasta 2022 en crecer en el mercado de lujo en Europa y América.

Los hoteles de las ciudades “los buscamos en los principales destinos urbanos, como Londres, París, Roma o Berlín. Queremos tener 15 para que nuestros clientes de playa piensen en nosotros al ir a la ciudad, o para los turistas chinos, que no les gusta el sol”, explica Luis Mota, director general de Estrategia y Finanzas de la cadena. Durante este año se estrenarán alojamientos en Miami, Lisboa y Barcelona. 

Parte de los edificios no son propios, sino propiedades gestionadas por la empresa u hoteles arrendados. Miguel Vázquez, socio director de la división hotelera de la consultora inmobiliaria Irea ha explicado que: “Yo presento a Iberostar los inmuebles representativos para su reconversión a uso hotelero porque tiene inversores que los adquieren, para que la cadena haga la reforma y opere el hotel”. Los principales focos de la cadena en España son Madrid y Barcelona, donde caben más “porque el turismo crece en ambas ciudades”, señala.

Otro destino de crecimiento importante es Cuba. La compañía cuenta ya con 15 hoteles y resorts en la región y quiere duplicar la cifra: “El turismo explotará en la isla cuando el Gobierno de Estados Unidos levante las restricciones para ir a las playas cubanas, sin más”, señala Mota, que se declara optimista: “Llegan unos cuatro millones de turistas a Cuba al año, principalmente de Canadá, Europa y Latinoamérica. Cuba tiene mayor oferta cultural que el resto del Caribe, y se nota”. Cabe señalar que la mitad de la oferta de Iberostar está en el Caribe, la costa brasileña y el Pacífico mexicano. El resto se ubica en España y la costa mediterránea. 

Además de todo esto, en 2018, la empresa reforzará su estrategia y se rediseñará la marca: “Tenemos una plataforma para crecer de forma importante y saneada. El año 2018 será clave para hacerlo”, apunta Mota. 

Asimismo, no se descuidan otras líneas de negocio. En 2014 compró Almundo, una agencia de viajes argentina que ha implantado en Colombia, México y Brasil y con la que ha cuadruplicado su facturación en 400 millones de euros. El próximo paso será expandirla por toda Latinoamérica. En 2015 compró W2M, una agencia de servicios de recepción de viajeros entre empresas en España, que alcanzó una facturación de más de 300 millones de euros el año pasado.

Por otra parte, aunque acaba de vender su participación del 5,6% en ACS por 554,3 millones, una cifra inferior a la de su compra en 2007 por 800 millones, Mota asegura que no se ha perdido dinero porque “hemos obtenido cientos de millones de euros en dividendos”.