El vuelo 2036 de British Airways debió haber despegado de Orlando (EE.UU.) el pasado jueves, a las 10.45 horas, y haber aterrizado en el Aeropuerto de Londres- Gatwick (Reino Unido) ocho horas después. Sin embargo, el avión no llegó a su destino hasta el domingo, debido a diferentes contratiempos que provocaron un retraso de 77 horas.

Según ha informado Travel Mole, la compañía aérea se ha disculpado por lo sucedido ante los más de 200 pasajeros de este vuelo. Algunos de estos clientes describieron la situación como “el viaje del infierno” y acusaron a la aerolínea de mala gestión. Una de las pasajeras llegó a confesar a la BBC que el servicio de atención al cliente de British Airways fue “absolutamente repugnante”.

El jueves el despegue del avión se retrasó cuatro horas en Orlando debido a un problema técnico y los pasajeros tuvieron que esperar todo ese tiempo en el interior de la aeronave hasta que finalmente el vuelo fue cancelado y pospuesto hasta el viernes, cuando despegó a las 20.00 horas. Sólo 40 minutos después de haber partido, la aeronave fue desviada al aeródromo JFK de Nueva York, debido a que los “problemas originales” se habían manifestado de nuevo. Algunos testigos afirmaron que las “turbulencias eran terribles y la gente estaba asustada, cansada y hambrienta”.

En Nueva York, la compañía tuvo problemas para encontrar habitaciones de hotel disponibles para algunos de los pasajeros afectados, ya que la ocupación en la ciudad neoyorkina era muy alta debido a la celebración del Maratón. Desde British Airways aseguran que aquellos que no pudieron ser ubicados fueron atendidos en el “salón de primera clase” del que dispone la aerolínea en el aeropuerto JFK de Nueva York, donde se les entregó “ropa de cama, comida y bebidas para asegurar que estuvieran cómodos durante su estancia”, aseguró British Airways.

No obstante, algunos de los viajeros discrepan. Sarah Wilson, natural de Monmouthshire (Gales), explica que durmieron en el suelo de la terminal, recibiendo de la sala VIP de la compañía tan solo refrescos. “Los pasajeros fuimos tratados de manera inhumana, todo lo que queríamos era algo de comida y bebida, un lugar para dormir y para mantenernos informados, y fracasaron en todos los aspectos”, alegó.