Turquía ha vuelto a amenazar a Europa con suspender el pacto migratorio que mantienen desde 2016. El acuerdo ha sido utilizado como un tira y afloja por el gobierno turco en múltiples ocasiones. Tan solo dos meses después de haberlo firmado Recep Tayyip Erdogan, presidente de la nación, amenazó con romperlo. 

La última intimidación ha llegado de la mano de su ministro de Exteriores, Mevlüt Çavusoglu que, en medio de la crisis diplomática con Holanda y las tensiones con Alemania, ha declarado que: “La UE ha estado haciéndonos perder el tiempo (…). Por el momento no estamos aplicando el acuerdo de readmisión y estamos evaluando el pacto”. También el ministro de Interior, Süleyman Soylu, ha amenazado con enviar “15.000 refugiados al mes”.

Beril Dedeoglu, que en 2015 ocupaba el puesto de ministra turca de Asuntos Europeos, no cree que el gobierno turco vaya a romper el acuerdo de facto, pero alerta de que “lo que sí puede ocurrir es que, especialmente a partir de mayo, cuando mejore el tiempo y aumenten los cruces en el mar Egeo, las autoridades se tomen la vigilancia fronteriza de manera más laxa, dejando de cumplir su parte del acuerdo en la práctica”.  Esto, apunta, obligaría a Europa a volver a negociar. 

La principal demanda de Turquía es eliminar los visados para viajar a Europa, pero Dedeoglu señala que esto es de difícil cumplimiento porque el gobierno del país otomano no está dispuesto a reformar leyes que Bruselas considera antidemocráticas y porque las naciones europeas temen que la decisión les haga perder votos a favor de los ultraderechistas. Sin embargo, la académica señala que tras el referéndum las tensiones descenderán porque “en Ankara saben bien que no se pueden mantener relaciones diplomáticas a gritos”.