Los chalecos amarillos volvieron a manifestarse en París y otras ciudades francesas, a pesar de que Emmanuel Macron anunció la retirada de los impuestos  sobre el combustible para el próximo año y del despliegue de 89.000 agentes de seguridad, el pasado sábado 8 de diciembre, ocasionando graves destrozos en las calles, espacios públicos y comercios. Tal es así, que los daños ocasionados se cifran en miles de millones de euros, incluso el ministro de Economía, Bruno Le Maire, consideró que podían perder un 0,1 punto de crecimiento de la riqueza nacional en el último trimestre. 

Debido a la gravedad de los acontecimientos, monumentos de gran atractivo turístico como la Torre Eiffel, el Museo del Louvre o la Ópera de París, entre otros, permanecieron cerrados durante la jornada para evitar cualquier tipo de altercado. La pasada manifestación, convocada el sábado 1 de diciembre, provocó destrozos en París valorados en millones de euros, así como cancelaciones en restaurantes de entre un 20% y un 30% y de un 50% en hoteles.

Según ha informado El País, la décima de retroceso del PIB estimada por Le Maire supondría una pérdida de más de 2.000 millones de euros, por lo que el ministro tildó de “catástrofe para el comercio y la economía” las protestas de los chalecos amarillos. Y es que, numerosos locales comerciales han sido saqueados y sufrido los estragos de estos acontecimientos, viéndose obligados a cerrar en días clave. Al respecto, el presidente de la Confederación de la Pequeña y Mediana Empresa (CPME), François Asselin, manifestó que las pérdidas en el sector comercial podrían ascender a 10.000 millones de euros, algo que podría generar despidos. 

A estos gastos también se suman los de las medidas extremas de seguridad implantadas, con casi un agente por manifestante en París, el pasado sábado. Así como, el coste de las medidas que el Gobierno de Emmanuel Macron pretende aplicar para calmar a los ciudadanos que reclaman que no llegan a final de mes, que podría ascender a 12.000 o 15.000 millones de euros. 

Le Maire, al mismo tiempo, destacó la imagen negativa que está teniendo el país por estos altercados: “Los inversores extranjeros nos miran. Veo el impacto que está teniendo en el extranjero y esto no es bueno para el atractivo de nuestro país”, aseveró. El Banco de Francia, por su parte, ha recortado la previsión de crecimiento para el cuarto trimestre en dos décimas, del 0,4% prevista al 0,2%.