Recep Tayyip Erdogan se hace con una victoria electoral pírrica que le otorgará una gran concentración de poder en Turquía. Así, el país otomano abandona el actual sistema parlamentario para convertirse en una república presidencialista.

El actual jefe de Estado será también cabeza de gobierno concentrando en sí los poderes legislativo y ejecutivo, además de obtener una gran influencia sobre el judicial al ser el responsable de nombrar a los magistrados rectores del poder judicial.

La reforma constitucional se impuso en las urnas con el 51,37% de los votos frente al 48,63%, a la espera de que la Comisión Suprema Electoral los verifique dentro de 11 o 12 días. Este referéndum ha contado con un índice de participación del 85,55%.

Erdogan se ha mostrado muy satisfecho asegurando que  “por primera vez, estamos cambiando el sistema de gobierno a través de la política civil. Eso es significativo”. A su vez, ha pedido a los países extranjeros que acepten el resultado y que no intervengan.

No obstante, esta consulta no está exenta de polémica ya que la oposición ha anunciado que la impugnará por diferentes irregularidades en numerosas mesas electorales. Por el momento, este proceso deja a un país dividido que, además, golpeado por el terrorismo no vive su mejor momento turístico.