Los coletazos de las manifestaciones en Canarias contra el turismo masivo del pasado fin de semana resuenan hasta Baleares. Tras varios días de especulaciones sobre si las protestas podrían replicarse en las islas del Mediterráneo, el Govern ha querido adelantarse y ha anunciado la puesta en marcha de un proyecto piloto para medir la saturación en algunas zonas turísticas, que se implementará este mismo verano. “No podemos crecer sin límites”, ha reconocido Marga Prohens, presidenta del Govern.

La presidenta ha admitido que, como en pasa en los principales destinos turísticos del mundo, “determinados puntos emblemáticos o icónicos” de Baleares sufren “turismo masivo y el efecto llamada de las redes sociales, lo que lleva a una innegable congestión en temporada alta”. No obstante, Prohens considera imprescindible que la medición se realice “con herramientas tecnológicas para calcular la carga concreta en determinadas zonas” y tomar decisiones basadas en datos y números concretos y no en “sensaciones”.

Entre las medidas que se implementarán este verano se incluye la medición de los niveles de ocupación de una determinada zona turística o natural, por ejemplo una playa. Se instalarán sensores que calcularán el número de teléfonos móviles que hay en una zona concreta durante un periodo de tiempo. De esta forma, tal y como ha explicado un portavoz a Última Hora, se podrán gestionar los picos de ocupación exagerada. Posteriormente, se prevé que esta medición de la cantidad de gente presente en un determinado lugar pueda extrapolarse a otras zonas más amplias.

Otro de los aspectos que se medirá es la posible saturación del transporte público durante la temporada alta para evaluar las necesidades reales.