El rápido desarrollo de Asia se ha encontrado con un gran primer obstáculo: la arena necesaria para todos los proyectos que se quieren construir se está acabando. Un informe de Naciones Unidas de 2014 ya apuntaba al desastre al estimar que la arena y la grava son los recursos más extraidos del mundo, por encima de los combustibles fósiles, y que se están recogiendo “a una tasa mucho mayor a la de renovación”. 

Según ha publicado El Confidencial, el continente asiático ha sido durante los últimos años uno de los principales culpables del uso descontrolado de estos materiales. En 2014, se utilizaron 12.830 millones de toneladas de arena para la construcción, de las que más del 70% fueron destinadas a Asia, principalmente a China, según datos de la consultora Freedonia Group. 

La tendencia continuará en ascenso, según las previsiones. La firma Price Waterhouse Coopers estima que el 60% del gasto global en infraestructura de aquí a 2025 se hará en Asia. También crecerá la demanda en Europa, donde había caído durante la crisis, aunque no al mismo ritmo.

Singapur es el mayor consumidor per cápita del recurso. Con sus tierras ganadas al mar han conseguido levantar edificos en tierras que antes no existían. Es el caso del aeropuerto de Changi o el Marina Bay Sands. Aunque en un principio la arena procedía de colinas o de sus zonas costeras, tuvo que comenzar a importar. Desde 2007 el punto de recogida ha sido la provincia de Koh Kong en Camboya, donde las poblaciones de peces han comenzado a desaparecer fruto de la disrupción del ecosistema. Esto ha tenido un impacto nefasto en la vida de las comunidades. 

Otros países también están sufriendo el desastre. Varias islas han desaparecido en Indonesia, cerca de Jakarta, y en China el Poyang, principal lago de agua dulce, ha experimentado una reducción del nivel del agua. 
Por ello, ya han comenzado a elaborarse medidas. Indonesia ha limitado las exportaciones y la India ha reducido las licencias. Por su parte, Vietnam, que es el segundo productos de cemento del continente, ha prohibido las exportaciones tras prever que se quedará sin arena en 2020. 

En todo este negocio también hay lugar para los fraudes. En Camboya se ha acusado al gobierno de falsear los datos de aduanas. Entre 2007 y 2015 solo se hicieron oficiales las exportaciones a Singapur por un valor de 5,5 millones de dólares, cuando en realidad se registraron más de 750 millones.