El turismo también está transformando la ciudad de Lisboa,  desplazando a sus ciudadanos y recibiendo cada vez más visitantes que se decantan por el ‘low cost’.
Así lo recoge en su crónica Daniel Pernal en ‘El Confidencial’ que señala que cuando antes se encontraba la auténtica ciudad, ahora está copada por “una riada humana” decientos de japoneses, italianos, ingleses, nórdicos que visitan los lugares típicos para capturar las tradicionales postales sin disfrutar de los encantos de la ciudad.

Este crecimiento turístico ha estado fomentado por el aumento de vuelos ‘low cost’, que consecuentemente también ha desencadenado la burbuja del alquiler vacacional. Tanto es así, que muchos inversores internacionales están comprando y reformando edificios para ofrecerlos en plataformas web para los viajeros.

Los edificios que fueron abandonados tanto por pobres, por el alto precio de los alquileres, como por la clase media, que huía de los lugares viejos, está siendo ahora objeto de deseo del sector vacacional.

Un fenómeno similar sufren los locales y restaurantes tradicionales que están siendo desbancados por multinacionales cuyos nombres son más conocidos para los visitantes.

Según sumariza el redactor, “los turistas que vienen en 'low cost', se alojan en 'low cost' y comen en 'low cost’”.
En 2016, el turismo creció en Portugal un 10%, cifra similar a la que se espera para este año.