La recuperación turística de Turquía en 2018 fue meteórica, batiendo sus récords históricos al registrar 39,4 millones de visitantes extranjeros y superando el hito anterior alcanzado en 2014. Gran parte de estos resultados se debió a la relajación en las relaciones políticas entre Alemania y el país otomano y a que la Oficina Federal de Asuntos Exteriores de Alemania (Auswärtiges) rebajó en julio el nivel de alerta para quienes deseen visitar Turquía.

Sin embargo, las buenas relaciones entre ambos países se han vuelto a embarullar desde que Suleyman Soylu, ministro del Interior turco, amenazase con arrestar a “terroristas” y “traidores” alemanes que llegasen a los aeropuertos otomanos. El ministro hacía referencia a personas que participasen en actos, por ejemplo, de apoyo al partido Kurdo (PKK): "En Alemania, en Europa, hay muchos que acuden a actos de organizaciones terroristas y luego vienen de vacaciones a Antalya, Bodrum y Mugla. Ahora tomaremos acciones contra ellos”.

Estas afirmaciones han llevado a la Auswärtiges a endurecer de nuevo las advertencias sobre viaje a Turquía y han incrementado las dudas de muchos ciudadanos alemanes que tienen temor a ser encarcelados si pisan el país mediterráneo.

Ante esta situación, tal y como recoge el diario Taggeschau, algunos hoteleros de Antalya han mostrado su descontento por el impacto que puede tener en las reservas: “El turismo es impensable sin los alemanes, es inconcebible”.

Explican que en caso de volverse a producir una crisis como la de años anteriores, se provocaría un efecto dominó. Así, no sólo padecerían problemas económicos los hoteles, sino los restaurantes, el comercio y los proveedores, llevando a regiones como Antalya a un parón económico total.

Entre enero y diciembre de 2018, los principales mercados turísticos para el país mediterráneo fueron Rusia con una cuota del 15,10% (5.964.613 turistas), Alemania con el 11,43% (4.512.360), Bulgaria con 6,04% (2.386.885), Reino Unido con 5,71% (2.254.871) y Georgia con un 5,24% (2.069.392). Todos ellos reflejan incrementos con respecto a 2017 a excepción de Georgia, que cae en número de llegadas.