La policía turca detuvo, el pasado sábado, a cientos de trabajadores que celebraban una huelga en el nuevo aeropuerto de Estambul, en protesta de las malas condiciones laborales que soportan en la construcción del aeródromo. Al parecer, la policía utilizó gas lacrimógeno y cañones de agua para frenar la movilización.

Según ha informado tagesschau.de, sindicatos como Özgür Karabulut han denunciado la detención de 401 trabajadores, así como el uso por parte de las fuerzas de seguridad de gas lacrimógeno y cañones de agua. También, la intromisión de agentes policiales, a través del derribo de puertas, en el campamento de los manifestantes, donde tuvieron lugar las detenciones.  

El sindicato explicó que los trabajadores habían ido a la huelga para recriminar el accidente sufrido por un autobús de traslado el pasado viernes, en el que 17 trabajadores resultaron heridos. Así como, para denunciar la falta de seguridad en las obras, la mala alimentación o el pago del sueldo con retraso. De hecho, el Ministerio de Empleo turco anunció que 27 trabajadores han fallecido en el aeropuerto desde que se iniciaran las obras en 2015, principalmente por accidentes laborales o enfermedad. 

No obstante, según ha apuntado Europa Press, el pasado domingo fueron puestos en libertad la mayoría de los trabajadores detenidos, un total de 275. Además, IAG, empresa responsable de la construcción del aeródromo, aseguró que tomaría medidas para resolver los problemas de los trabajadores lo antes posible. 

El aeropuerto es uno de los proyectos más ambiciosos del presidente Recep Tayyip Erdogan, ya que se pretende que sea el más grande del mundo. Las obras comenzaron en 2015 y, según ha manifestado el alto cargo de IAG, Gokhan Sengul, abrirá sus puertas el próximo 29 de octubre, tal y como estaba previsto.