La startup Brightline tiene un objetivo: revivir los viajes en tren en Estados Unidos. Tal es así, que a principios de este año abrió su primera línea entre Miami y West Palm Beach, ambas ciudades de Florida, con una inversión de 3.000 millones de euros, que fue financiada por fondos privados estadounidenses.

Según ha informado The Economist, la compañía emergente tiene previsto incorporar una nueva línea que conecta Los Ángeles (California) con Las Vegas (Nevada). Wes Edens, empresario norteamericano e inversor de capital privado, es el fundador de Brightline y confía en el renacer y viabilidad de este sistema de transporte. 

En el año 2017, compró el terreno y alguas líneas que la startup utiliza actualmente, enfocando el negocio en el transporte de carga. A posteriori, detectó el potencial de la línea del ferrocarril como servicio para pasajeros, ya que cerca de seis millones de personas viven cerca de las vías de Brightline (Florida) y realizan alrededor de 365 millones de viajes al año (casi todos en coche) entre Miami, Fort Lauderdale y West Palm Beach, donde el tren realiza sus paradas. 

Ahora, Edens tiene intenciones de crear rutas más lucrativas, que conecten grandes ciudades "demasiado lejos para conducir, demasiado cortas para volar", como Atlanta (Gerogia) y Charlotte (Carolina del Norte) o Houston y Dallas (ambas en Texas). Sin embargo, expertos ferroviarios consideran que la startup puede tener problemas para encontrar espacio en las líneas ya existentes, ya que otros propietarios darán prioridad a sus trenes de mercancías. Asimismo, si se crearan nuevas pistas, la inversión se dispararía y cada una de ellas costaría miles de millones de euros. 

Tras la segunda Guerra Mundial, la ciudadanía dejó de utilizar los trenes, sustituyéndolos por los coches, por lo que varias compañías ferroviarias quebraron y en 1971, el Congreso decidió nacionalizar bajo la empresa Amtrak. Desde entonces, Amtrak opera las mismas rutas de larga distancia con equipos antiguos. Brightline, por el contrario, confía en que puede construir líneas nuevas de forma más barata y rápida que cualquier iniciativa pública, así como aspira a importar al país americano la idea que sostienen los europeos del tren.